Víctor, La Romareda y el Tenerife: así comenzó el camino hacia la Recopa
La afición del Real Zaragoza cuenta los días para volver a ver a su equipo saltar al césped del estadio municipal de La Romareda. Un instante que se producirá el próximo sábado 17 de agosto, frente al CD Tenerife y que supondrá devolver a la historia 25 años atrás.
Casualidades del fútbol, el encuentro con el que se iniciará LaLiga SmartBank cuenta con una serie de ingredientes que lo convertirán en un encuentro de sabor especial. Víctor Fernández iniciará la temporada con el equipo blanquillo en su tercer periodo en el Real Zaragoza y lo hará ante un rival tremendamente conocido.
No lo es el CD Tenerife únicamente por ser el equipo al que llegó después de abandonar por primera vez al equipo blanquillo. Lo es, además, porque fue precisamente el primer rival de la temporada 1994/95, en la que el Real Zaragoza acabó alzando la Recopa.
Obviamente eran otros tiempos. El conjunto aragonés había iniciado la campaña de forma oficial con la disputa de la Supercopa de España frente al FC Barcelona, dos partidos de puro espectáculo, especialmente la vuelta, con 4-5 en el Camp Nou, después de lograr el título de Copa apenas unos meses antes. En liga, los canarios fueron el primer rival. Tras la salida de Valdano, se iniciaba la etapa de Vicente Cantatore al frente de la nave tinerfeña.
El partido se disputó el 4 de septiembre de 1994 en el estadio municipal de La Romareda. Los blanquillos lo hicieron con un equipo bien similar al que jugó aquella final frente al Arsenal, con Cedrún, Belsúe, Aguado, Geli, Solana, García Sanjuán, Poyet, Aragón, Higuera, Esnáider y Pardeza; todos ellos participaron en la final de la Recopa, aunque Geli y García Sanjuán dejaron su lugar a Nayim y Cáceres. En el Tenerife, nombres conocidos como los de Llorente, Ramis, Del Solar, Latorre o Juanele.
Apenas tres minutos tardó Esnáider en inaugurar el marcados y en tan solo 14, el CD Tenerife ya había empatado por mediación de Ramis. A los 28 sería Latorre el que adelantaría al conjunto visitante, aunque finalmente, merced a un gol en propia puerta de Paqui –que años más tarde sería zaragocista– el marcador se alzaba con el 2-2 definitivo.
Una casualidad premonitoria o quizá únicamente una anécdota, pero que permite a la afición zaragocista retrotraerse y encontrarse con la memoria al tiempo que el deseo le lleva a esperar el augurio de una temporada de éxito.
