Calero se equivocó en la salida... y en el destino

Este domingo, desde las 16.00 horas, el Real Valladolid recibe en el Nuevo Estadio José Zorrilla al RCD Espanyol. Es un partido muy importante para la zona de descenso de LaLiga Santander en el que el protagonismo no está en Sergi Guardiola, Raúl de Tomás o Hatem Ben Arfa. El peso de la previa está en Fernando Calero y en su regreso a Pucela tras su salida del pasado mes de agosto.

Las redes sociales debaten en los últimos días sobre el recibimiento que se debe hacer al de Boecillo. Ante la más profunda indiferencia que me produce la vuelta de un jugador que fue de tu equipo, sí, pero que ya es rival, la lectura que se debe hacer del regreso del canterano es el del error que cometió el jugador al marcharse al Espanyol por el 'simple' hecho de jugar en Europa League con 23 años.

Creyendo que, como muchos futbolistas, se equivocó en cómo gestionó su salida y en cómo se despidió, muy posiblemente sabiendo que la elección no era la mejor ni la que él esperaba, Calero no supo elegir muy bien el destino.

Decidió ir a Barcelona porque, muy posiblemente, fueron los pericos los únicos que apostaron ciegamente por él. La necesidad de firmar tras la venta de Mario Hermoso dejaron a un lado las carencias del jugador en el análisis para su fichaje.

Fueron estos detalles los que, muy posiblemente, frenaron el interés de equipos de mayor nombre y proyecto. A Calero, desde Valladolid, se le puso en un escalafón que no le correspondía. Señalarle como un futbolista para un equipo de Champions League era elevado. El de Boecillo escuchó esos cantos de sirena y, mentalmente, cerró su etapa en Valladolid.

Nuevos retos y nuevas ambiciones

Zorrilla ya no era suficiente para él. Quería más. Necesitaba más. Es lícito pensarlo, pero irreal hacérselo creer, y todos, en parte, lo hicimos. Como se ha demostrado en estos meses en el RCDE Stadium, Calero es un jugador para un perfil muy determinado.

Tiene un estilo muy definido y, posiblemente, por ello se le cerraron muchas puertas. Las primeras y las más llamativas se le fueron cayendo. Alguno, incluso, le recomendaría un año más en Valladolid, pero, en ese momento, Calero ya estaba fuera. Se había 'despedido' del Pucela y su salida era necesaria y ventajosa.

Él no quería estar y el Club quería venderlo. Por mucho que se intentase hacer creer en ese momento, el precio pagado por el jugador fue alto. Personalmente, siempre he creído que muy por encima de su realidad.

Con todo, la cuantía del traspaso y la motivación del futbolista por aceptar la mejor oferta 'europea' que le quedaba llevaron a una decisión en la que se ha demostrado que Calero se equivocó, y no por el hecho de que el RCD Espanyol sea actualmente el colista de LaLiga Santander. Ni mucho menos. Él se equivocó y el Pucela, en mi opinión, se aprovechó.