Este no es mi Valencia que me lo han cambiado

El Valencia CF dio un paso de gigante, casi definitivo, hacia los octavos de final de la Europa League tras vencer de forma contundente al Rapid de Viena por cuatro goles a cero gracias a la mejor media hora de juego del equipo en toda la temporada. En treinta y cinco minutos, los pupilos de Gary Neville habían conseguido un repóker de goles que deja la eliminatoria encarrilada y un sabor de boca en el respetable como hacía tiempo que no se vivía en Mestalla.

Mina en dos ocasiones, Parejo, Negredo y André Gomes fueron los autores de los goles valencianistas en una primera parte que habría firmado el mejor Barça de Luis Enrique y que demuestran que ni antes el Valencia era tan malo, ni ahora es un superequipo. Con la confianza por las nubes todo salía y los goles fueron cayendo uno tras otro ante un rival flojo que, además, se vio totalmente desbordado por el juego de los de Mestalla.   
Corría el minuto tres y la segunda internada por la izquierda propició un centro medido de André Gomes al corazón del área dónde Santi Mina apareció como un rayo para meter la puntera e inaugurar el marcador.
Acertar el once del Valencia ante el Rapid era materia casi imposible, y más si se tiene en cuenta que el técnico inglés ha decidido no dar la lista de convocados para no dar pistas a su rival. Eso sí, estaba claro que Gary Neville va a contemporizar los esfuerzos para afrontar la Europa League y que iba a hacer rotaciones. De hecho, sólo repitieron Cancelo, Parejo y Aderllan Santos respecto al once titular que venció al Espanyol.
Muchas caras nuevas para afrontar una competición nueva, pero muchos millones y calidad suficiente sobre el terreno de juego para doblegar al rival. Así, a las primeras de cambio el Valencia ya ganaba. Corría el minuto tres y la segunda internada por la izquierda, esta vez iniciada por Dani Parejo, propició un centro medido de André Gomes al corazón del área dónde Santi Mina apareció como un rayo para meter la puntera e inaugurar el marcador.
Negredo, con ganas, y con un punto más que en otras ocasiones, tuvo dos oportunidades para ampliar la renta a la jugada siguiente. Resolvió mal. Los austriacos habían salido demasiado adelantados y el Valencia a la contra les hizo polvo en los primeros instantes del partido. Así, antes del diez los de Mestalla volvieron a golpear. Esta vez el peligro llegó por la derecha. De nuevo Mina daba una asistencia medida entre líneas para que Dani Parejo, entrando desde atrás, lograra el segundo tras esquivar la salida del meta Strebinger. 

Orgía de goles

Con 2-0 el Valencia se gustaba y la afición se emocionaba. "Este no es mi Valencia que me lo han cambiado", se oía en las gradas de Mestalla. Paredes, asistencias, internadas, combinaciones al primer toque y llegadas. Daba gusto verlos jugar. Negredo, en el 17, remataba de cabeza fuera, pero el vallecano lo seguía intentando por activa y por pasiva. Parecía un espejismo. El brazalete le ha dado nuevos bríos al ariete, que caía a banda y las peleaba todas como en los buenos tiempos del Sevilla.   
El Valencia se lanzó como un caballo desbocado a por la victoria y la eliminatoria y en diez minutos consiguió tres goles más.
En una oportunidad fallada de Negredo, Santi Mina lograría el tercero. Piatti centraba desde la izquierda, Negredo no llegaba al primer palo, pero sí el gallego entrando al segundo. 3-0 en 25 minutos. Ni los más viejos del lugar recordaban algo así.
Al vallecano le tocaba y le llegó la gloria. El 4-0 fue obra de Negredo tras un centro medido de la derecha medido de Santi Mina, ¿quién si no?  
Y la cosa no acabaría ahí. Cinco minutos después sería el turno para André Gomes. De nuevo Santi Mina, espectacular, la ponía en el área dónde André Gomes llegando desde atrás lograba el quinto. ¡Qué orgía! ¡Qué rabia! ¡Qué ganas de desquitarse tenía el equipo y la afición tras una temporada tan aciaga con derrotas como el 7-0. Si parpadeabas, te lo perdías.

¿El efecto Ayestarán?

Quedaba claro que todo era un tema de confianza, pues en el aspecto físico no se puede notar todavía la presencia de Ayestarán. Apenas lleva unos días el técnico vasco, pero es indudable que el equipo es otro, está más rápido, más ágil, más fresco... aunque sea mentalmente.
Quedaba claro que todo era un tema de confianza, pues en el aspecto físico no se puede notar todavía la presencia de Pako Ayestarán. Apenas lleva unos días el técnico vasco, pero es indudable que el equipo es otro, está más rápido, más ágil, más fresco... aunque sea mentalmente. Lo que es innegable es que Pako ha llegado y el Valencia firmó su mejor partido de la temporada. Los mismos jugadores denostados y desdibujados de hace tres días dominaron el encuentro en una primera mitad magistral y salieron al segundo sabiendo contemporizar, mantener la pelota y esperar la oportunidad para volver a golpear a su rival. 
Es verdad que el Rapid se estiró, pero apenas creó peligro. Por si las moscas, y para darle descanso a Parejo, André Gomes y Cancelo, Gary Neville sacó a Javi Fuego, a Rodrigo y a Barragán sucesivamente. El partido, eléctrico en sus primeros cincuenta minutos se fue apagando. El marcador no admitía discusión y tampoco el equipo parecía que quería hacer más sangre de su rival.  
La relajación y las filigranas se adueñaron de un encuentro que sólo podía deparar ya una lesión innecesaria.
El intercambio de golpes permitió que cuatro jugadores en el ojo del huracán como son Barragán, Piatti y Ryan se resarcieran. Los dos primeros a punto estuvieron de lograr el sexto gol con sendos disparos desde fuera del área, mientras que el meta evitó el del honor austriaco al detener un cabezaco de Jelic en la misma línea. El cuarto, Rodrigo Moreno, logró el sexto a pase de Vezo, redondeando una noche mágica para los valencianistas. 
Final feliz a una gran noche de fútbol en Mestalla. El Valencia empieza su cuarta competición de la temporada a lo grande y su afición lo celebra.