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Shakhtar Donetsk
2-2
Sevilla FC

¡Indestructible!

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Foto autor
Álvaro Ramírez
Vitolo celebra su gol ante el Shakhtar.
Vitolo celebra su gol ante el Shakhtar.

Una semifinal es una semifinal. Es exigente, es dura, es sufrida, es competida, pero ese entorno, ese ambiente es en el que se encuentra a gusto el Sevilla, incluso cuando peor lo pasa. Este jueves ante el Shakhtar, el equipo de Emery lo hizo todo: jugar, sufrir, celebrar, lamentar, incluso llorar la terrorífica lesión de Krohn Dehli. Pero ese es el Sevilla, el que nunca se hunde, el que se levanta tras ser golpeado, el que siempre devuelve el golpe a pesar de estar en la lona. En la ida de esta semifinal dio y trasladó muchas imágenes el equipo sevillista, varias buenas, y varias malas, porque hubo media hora en la primera mitad en la que sufrió de lo lindo y recibió el descanso como una campana salvadora. Pero ese mismo equipo al que Shakhtar parecía arrasar, ese mismo equipo que parecía noqueado, ese mismo equipo fue el que en la segunda mitad recuperó el bastón de mando, ese que quizás solo tengan los campeones, sacó su carácter y empezó a jugar como sabe. Con ese arranque de personalidad y de fútbol levantó el Sevilla el partido después de que se lo levantaran y acabó sacando un resultado positivo de Ucrania ante el Shakhtar. Una vez más empate a dos por cierto.
El Sevilla sabe que los partidos en la Europa League pueden tener muchas caras, sabe que puede sufrir, llorar, pero que acabará levantarse. En una palabra, si puede resumirse, el Sevilla compite Ese quizás es el gran mérito de este Sevilla. Sabe que la película de los acontecimientos puede ser diversa, variada y difícil, pero también sabe, por experiencia, que si se mantiene de pie, que si sobrevive, siempre tiene la oportunidad de volver a golpear y reaccionar. Y eso es lo que hace, eso es lo que hizo en Lviv el equipo hispalense.
El Sevilla salió y se plantó bien al campo, al menos los 10 primeros minutos del encuentro. Mandó, controló, tocó la pelota con sentido e incluso golpeó, a los cinco minutos y antes de que el Shakhtar apenas se pusiera a funcionar. El conjunto nervionense tocaba cuando era necesario pero se hacía vertical cuando era preciso, como en el gol de Vitolo, de bonita factura y ejecución de principio a fin. El resultado se ponía de cara pronto, pero faltaba por ver todavía la respuesta del Shakhtar, que evidentemente está en semifinales por algo y que evidentemente tenía previsto exigir y mucho a su rival. Había una final en juego, ni más ni menos. Y se puso a funcionar el equipo ucraniano, y el partido cambió. Lo que había parecido un golpe de autoridad, a lo campeón, del Sevilla, se quedó en pañales ante la reacción del conjunto de Lucescu, que por momentos fue un vendaval que barrió al Sevilla. Fruto de ello, claro, llegaron los goles y la remontada, aprovechando también algunas carencias que empezó a reflejar el equipo sevillista. El tanto del empate, en concreto, es casi más ayuda hispalense que clarividencia ucraniana, que también. Pero el hueco entre central, Carriço, y lateral, Escudero, es prácticamente inadmisible. Y pasó lo que pasó, que Marlos, el mejor del partido en esos minutos, lo aprovechó y marcó. El Sevilla respondió con facilidad a la facilidad dada por el Shakhtar de inicio.
El marcador se igualaba, pero el juego caía claramente del lado naranja. Los de Emery perdieron la pelota, Banega, más allá de alguna floritura, se convirtió en esa primera parte en una máquina de perder balones, Mariano y Escudero fueron superados con facilidad y los centrales recibían a los contrarios en inferioridad. Nadie mantenía la pelota, nadie la jugaba, nadie la conservaba. Y el Shakhtar empezó a robar balones de forma continuada, por presión y por pérdidas continuadas del conjunto hispalense, que quizás en ese etapa debió recurrir a jugar más en largo y quitarse esa atosigante presión local. No lo hizo, y el rival, además, se creció, porque tiene jugadores para ello y empezaron a aparecer. Marlos, sobre todo, Taison, y Stepanenko, que pasada la media hora remató en el área chica un pase perfecto del brasileño Marlos. El Shakhtar le había dado la vuelta a la eliminatoria y el Sevilla estaba casi noqueado. Por suerte, llegó el descanso con algún síntoma de recuperación y con el mismo marcador, porque hubo momentos en los que se podía temer casi lo peor.
Pidió a gritos el conjunto nervionense el descanso tras pasarlo bastante mal, pero tras el paso por vestuarios fue otro, se recuperó, y fue a por el empate Y lo cierto es que el Sevilla se recuperó. Al menos en el juego. Volvió a ser ese de los primeros minutos del partido, ese que controlaba la pelota, que dominaba y que sacaba personalidad y carácter. Ese dominio y papel protagonista en el partido es verdad que conllevaba el papel preferido del Shakhtar, que ya con el resultado a favor esperó atrás, dejó al Sevilla el mando y esperó su oportunidad, o la que le brindara alguna pérdida atrás de los nervionenses. Fue entonces cuando volvió a aparecer Banega mejorando su primera mitad, y cuando N'Zonzi y Krychowiak recuperaron la medular a través de la pelota y dominando la zona de rechace. Un par de disparos desde la frontal, de Carriço y Krohn Dehli (entró por un discreto Konoplyanka) fueron las traducciones de esas mejoras. Pyatov, no sin problemas, las resolvió. También dio un susto el Shakhtar, pero para susto y desgracia la de Krohn Dehli, que protagonizó la imagen más triste de la noche con su impactante lesión. Baste la imagen para definirla.
Quedó unos minutos en shock el Sevillla, quizás pensando en cómo se había marchado su compañero al vestuario. Pero aún así, el equipo de Emery volvió a reponerse, a erigirse y crecerse. Avisó con un gol anulado a Gameiro por fuera de juego, con otra ocasión de Vitolo muy clara salvada en la línea de gol, pero de aviso pasó el Sevilla a certificar. De nuevo fue Vitolo, que parecía andar corto de gasolina pero que tiene reservas para dar y tomar. El canario volvió a percutir en el área, recortar y provocar un penalti que, por supuesto, transformó Gameiro.
El empate a dos fue la rúbrica de una muy buena segunda parte sevillista, en la que fue superior y en la que incluso mereció más. Los últimos 10 minutos fueron de reacción ucraniana, de experimento de Lucescu (tres cambios en el minuto 90) y de recta final hacia un resultado positivo para los de Emery, que en todo caso se la jugarán en Nervión.

2 comentarios
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  1. Tempranillo

    TONGO tú tambien eres de los q ha dao el carnet a sus club pa que el lopera stadium se llene d peñas verdad? Al mamaero!!

  2. TONGO

    Ya están los vitolitos comprando los árbitros.penalti no pitao al charta y luego el q pinta pa los vitolitos. Ahora se creerán q son alguien por jugar la segunda de Europa.sois unos segundones.

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