Batalla de gallos bajo la lluvia

La lluvia deslució en parte el colorido de un derbi regional en el Día de Andalucía. Como estaba previsto, las precipitaciones aparecieron en la previa y en la primera parte del encuentro, por lo que hubo menos ambiente del esperado (poco más de 15.000 espectadores), aunque los grupos de animación de ambos equipos lidiaron una ‘batalla de gallos’ que se quedó sólo en eso (no hubo ningún incidente) y donde cada uno defendió a su equipo y a su ciudad.

Medio millar de aficionados del equipo rival se ubicaron en la zona visitante y se dejaron sentir desde el primer minuto, mejor dicho desde el segundo minuto, porque el primero fue para Quini, el de silencio. ‘Minuto’, entre comillas, porque pocos árbitros respetan los 60 segundos que deberían durar dichos homenajes. El 'Brujo' impregnó de silencio La Rosaleda, que brindó su mejor ovación a uno de los mejores jugadores españoles de todos los tiempos que ayer nos dejó.
Desde entonces, el partido también se jugó en la grada. El ‘Fondo Sur 1904’ lució banderas con los colores de Málaga (verde y morado) y del equipo (blanco y azul), aunque la lluvia estropeó un mosaico previsto. Hubo gritos y cánticos propios de Málaga y Sevilla, pero también cruce de insultos, ya clásicos por otra parte y en los que ambos bandos estuvieron implicados. La afición del Sevilla se vino arriba tras el gol en el minuto 15 y la del Málaga, tras pitar a Success en el polémico cambio, pidió más “huevos” tras el tanto anulado al Sevilla en el 42.
Tras el descanso, Sandro focalízó muchas iras, y los seguidores del Sevilla, que no hizo demasiada sangre, todo sea dicho, entonaron el no menos esperado: “A Segunda, eo, eo”, a lo que contratacaron los blanquiazules: “¡Forza Málaga!”. Luego llegó el punto álgido con la entrada de Sandro. El club pidió por megafonía respeto a ambas aficiones (Antiviolencia se va a poner las botas) y los sevillistas acabaron celebrando el triunfo, ya con el campo vacío y ante el enésimo ejercicio de frustración de los locales.