Las 30 horas que cambiaron el destino de Álvaro Jiménez
El Málaga se cruzará el domingo en El Molinón con Rubén Baraja, al que el director deportivo, José Luis Pérez Caminero, tuvo entre sus preferencias para el banquillo a principios de verano. Pero no es el técnico vallisoletano el único integrante del vestuario del Sporting de Gijón que ha estado recientemente en la órbita de Caminero. De hecho, uno de los hoy futbolistas rojiblancos llegó a pasar reconocimiento médico en La Rosaleda el pasado 21 de agosto.
Álvaro Jiménez estuvo en la agenda de Caminero desde que éste asumió la responsabilidad deportiva en Martiricos. Málaga y Getafe abrieron negociaciones en el mes de junio y se pusieron diversos nombres encima de la mesa. Entre ellos, los de Ignasi Miquel, Jorge Molina, Dani Pacheco o Álvaro Jiménez.
El extremo diestro es un futbolista del gusto de Caminero y de Muñiz. Pero las estrecheces salariales que tuvo que afrontar el Málaga en las últimas semanas del mercado de fichajes (hubo varios jugadores como Pacheco, Koné, Boulahroud, Haksabanovic o Lacen que no pudieron ser inscritos hasta el 31 de agosto) abortaron su incorporación. Su agente, Manuel García Quilón, y Caminero, alcanzaron un acuerdo y el futbolista se plantó en La Rosaleda para superar el reconocimiento médico.
Esto provocó cierta tensión entre la dirección deportiva y el estamento ejecutivo del club, que consideró inasumible económica y federativamente su llegada en ese momento. La sorprendente e incoherente sucesión de movimientos en el Málaga con respecto a la llegada de Álvaro Jiménez generó un notable malestar en el futbolista y su agente y, un día después de superar el examen médico en La Rosaleda, Álvaro Jiménez cerraba su cesión al Sporting de Gijón hasta el 30 de junio. "Estaba casi hecho con el Málaga, pero al final se dio como se dio", explicó el futbolista.
Días después se cerraron algunas de las salidas pendientes, Recio se marchó traspasado al Leganés y el Málaga pudo inscribir a todos sus futbolistas. Jiménez pasó de La Rosaleda a El Molinón en 30 horas y, si juega, este domingo se las verá con los blanquiazules en un duelo que, a buen seguro, no será ni mucho menos un partido más para el cordobés.
