Limpia y da esplendor
El Real Madrid consiguió sacar un punto del Nuevo San Mamés ante el Athletic (1-1) en un encuentro en el que fue por debajo en el marcador tras el gol de Muniain. Los de Lopetegui fueron superados en el primer tiempo, pero mejoraron notablemente tras el descanso. El factor clave en la respuesta madridista no fue otro que Casemiro.
El centrocampista brasileño volvió a demostrar este sábado que es un futbolista indispensable en el conjunto blanco y que no tiene relevo válido, no por las capacidades de sus sustitutos, en este caso Toni Kroos, sino porque pocos en el mundo (o ninguno) ejercen su rol tan bien como él mismo.
Tuvo que salir desde el banquillo para cambiarle el signo a un partido en el que su equipo estaba bloqueado. Ceballos fue la apuesta de Lopetegui de inicio, y el sevillano no fue el reemplazo en el once de gala de jugadores de su mismo perfil como Kroos o Modric, sino que fue Casemiro el sacrificado viendo el centrocampista alemán retrasada su posición.
No cuajó, al contrario de lo que se pudiera apreciar leyendo estas líneas un mal encuentro Toni Kroos hasta la entrada de Casemiro en el campo. La clave radica en la capacidad de Casemiro para otorgarle campo y liberar de otras tareas a Modric -no muy brillante en Bilbao- y Kroos en este caso, los principales encargados de romper las líneas rivales y encontrar a los jugadores de ataque, aspecto este último, en el que el Real Madrid mostró debilidad en los primeros cuarenta y cinco minutos.
Tras el descanso y por debajo en el marcador, Lopetegui deshizo su decisión e introdujo a Casemiro por Ceballos. El equipo mejoró notablemente concediendo muchos menos espacios por delante de su defensa. Vimos una mejor versión de Kroos, y de Isco, que sustituyó a un gris Modric.
En resumidas cuentas, el centrocampista brasileño dejó claro -una vez más- que es una pieza clave en el equipo y que, a día de hoy, no tiene recambio de garantías ¡Ay si coge un resfriado!
