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Récord de asistencia en una Rosaleda rendida a sus jugadores

Ambientazo en las gradas de La Rosaleda. (MCF)
Periodista malagueño. Delegado en Málaga.

Más vivo que nunca. Es el Málaga, que hace poco más de un mes veía el vaso del ascenso directo prácticamente vacío y ahora lo ve bastante más lleno. Son cinco victorias en los últimos seis partidos, tres de ellas en casa y sin recibir ningún gol. Primero fue ante el Atlético Baleares (3-0), después frente al Recre (2-0) y este domingo ante la UD Ibiza (1-0). "Nos hemos quitado un peso de encima", reconocía Pellicer tras la última alegría. Desde que el Castellón nublara pensamientos, el equipo malagueño se ha levantado para volver a ser infranqueable en casa.

Esa fortaleza como el tercer mejor local de la categoría -tras Castellón e Ibiza- se demostró también este domingo ante los ibicencos. El meteórico ritmo de venta de las entradas durante la semana, con el tercer 'no hay billetes' confirmado a un par de días de la cita, ya vaticinaba el macrofestival del domingo en las gradas. Finalmente se logró lo probable y se instauró un nuevo récord de asistencia: 26.130 aficionados. Supera a los 25.561 del encuentro ante el Real Madrid Castilla y los 25.180 del Córdoba. Otro hito más a la lista.

Los hinchas ya eran protagonistas antes del partido con largas colas de acceso al estadio, durante el himno a máximos decibelios, con el "¡Porque te quiero!" del inicio y con la papelada, cuando miles de trozos de papel volaron entre el césped y el cielo aliñando el ambiente de un Málaga-Ibiza que alcanzó su punto álgido en el gol de Dioni. Retumbó en no pocos rincones de la ciudad.

En un momento de la primera parte hubo protestas hacia el administrador judicial del Málaga, el ya habitual "José María, dimisión" desde el Fondo Sur, pero las cuerdas vocales se dirigieron sobre todo al colegiado Díaz Escudero, por momentos de estilo inglés, dejando jugar mucho y amonestando lo insuficiente. No hubiera sido descabellado algunas tarjetas más, incluso de otro color que no fuera el amarillo, a aquellos que pegaron duro a Kevin, quien fue dolor de cabeza constante para el costado izquierdo del Ibiza y fabricante del penalti decisivo que convirtió Dioni Villalba.

Los pitos también se dirigieron a Alberto Escassi, excapitán malaguista, Javi Jiménez y en menor medida a Álex Gallar. Los dos primeros tuvieron ocasiones en el primer tiempo para poder marcar: la de Escassi fue anulada por fuera de juego y el tiro de Javi Jiménez lo tapó un Alfonso Herrero imperial.

Tras este apartado de ajuste de cuentas y un partido de alto voltaje, el pitido final con 1-0 a favor de los de Pellicer conectó a los aficionados malaguistas, que acabaron ovacionando al equipo, cantando la famosa canción de la gitana loca que echó las cartas y abrazando al vestuario, que está más unido y respira más buen rollo que nunca.

La unión de equipo y afición tras el partido.

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