Un punto de oro para un Cádiz en cuarentena

El Cádiz CF empató contra el Rayo Vallecano en un partido donde los amarillos no estuvieron a su nivel habitual. Y no es por menospreciar a un gran rival, pero durante muchos minutos el conjunto de Cervera estuvo flojo en defensa y sin capacidad para robar el balón. Por suerte, tuvo capacidad de reacción cuando peor lo tenía.

No sorprendió a nadie que el partido empezara con el balón en poder del Rayo, que es el ADN de todos los equipos de Paco Jémez. En los primeros minutos pasaban muy pocas cosas porque los dos se anulaban mutuamente. El Cádiz no permitía que llegara a su área con comodidad y los madrileños no dejaban espacios para que los cadistas salieran a la contra.

El dominio era de los visitantes y la sensación es que el partido se estaba jugando como más le convenía al Rayo conforme pasaban los minutos. Al Cádiz le costaba mucho robar en la medular y se imponía la calidad de Santi Comesaña, la experiencia de Mario Suárez y la movilidad de Andrés.

Los madrileños jugaban con la defensa adelantada, pero el Cádiz no era capaz de encontrar espacios para hacerle daño a la espalda. Nano Mesa caía en fuera de juego con mucha facilidad y aunque David Gil no había tenido que intervenir, las sensaciones no eran buenas en la primera media hora de partido.

Hasta el minuto 36 no llegó el equipo amarillo al área del Rayo en una contra de Salvi que terminó con un disparo de Perea que no encontró portería. La primera parte llegaba a su fin sin oportunidades claras, pero con la lesión de Quezada en la rodilla. Cervera metió a Fali y ubicó a Rhyner en el lateral zurdo.

Parecía que lo mejor del primer tiempo era el resultado y había la esperanza de que el escenario cambiara. Parecía que el equipo estaba mejor puesto, pero Trejo adelantó a los visitantes en una jugada genial en la que tuvo algo de fortuna en la parte final.

El equipo había estado muy incómodo en todo momento y tenía que remontar. Lo único bueno es que tenía muchos minutos por delante para ello y sacrificaba a José Mari para dar entrada a Álvaro Giménez. Cuando quedaba media hora el equipo empezaba a tener más el balón, que tenía la asignatura pendiente de crear ocasiones.

Pasaba el tiempo y el equipo no llegaba al área madrileña. Un disparo alto de Lozano había sido todo el balance de la segunda parte cuando quedaba un cuarto de hora. En el Rayo, Trejo era una pesadilla continua y David Gil evitó el segundo tanto en el minuto 73 en un disparo de Montiel.

Era un Cádiz muy blandito en defensa y sin ideas en ataque. Lo fiaba todo a la inspiración de Iván Alejo, que en el minuto 85 hizo una gran jugada y sirvió un balón a Álvaro Giménez, que marcó el empate. En un partido donde todo se había puesto en contra el equipo estaba siendo capaz de reponerse.

Todavía quedaban unos minutos y la tensión iba en aumento. Los amarillos tuvieron algunas llegadas por el costado de Alejo y el rival se quedaba con uno menos por expulsión de Montiel. Pudo incluso ganar en una jugada final en la que Alejo no vio que Jurado entraba solo, pero no se le puede recriminar nada al vallisoletano, que le dio la vida a un equipo que parecía muerto.