Mucha intensidad, poco fútbol y lesión de Iturraspe
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Nos hundimos
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La "Adurizdependecia" sigue siendo muy real
Sé que el titular no es brillante, no va a ganar (si los hubiera) ningún concurso, pero pienso que resume con bastante acierto lo que aconteció ayer en la catedral. Un Athletic Club con el orgullo herido se aferró a la intensidad y al derroche físico para sostener al gigante (menos fiero que nunca) blanco.
Sin embargo en lo que concierne al fútbol el Athletic es como Marco, deambula de los Apeninos a los Andes buscándolo sin todavía haberlo hallado. No solo le sucede al Athletic, todos los equipos del mundo juegan hipermotivados ante el Real Madrid. Aquel o Aquella que esté pensando, si jugaran siempre así otro gallo cantaría, no ha jugado un partido a fútbol ni en el patio del colegio. No prentendo poner una sola "coma" al empate a cero, pero tampoco me resisto a ofrecer una serie de datos que si bién no quitan valor al punto quizas si añadan un poco de realismo a la situación en la que nos situamos tras el partido del sábado. Esta temporada (en liga) el Real madrid ha empatado en casa con el Valencia y el Levante y perdió ante el Betis. A domicilio el equipo de Zidane ganó con muchísimos apuros en Mendizorrotza y Getafe perdió en Girona y empató en el Calderón. Vamos que tampoco el Real Madrid está como para tirar cohetes. El Athletic volvió a evidenciar que le cuesta un "potosí" sacar el balón jugado con cierto criterio y eso ante un equipo que no se distingue precisamente por contar con gladiadores que te presionan hasta la extenuación. Los pelotazos en largo deben ser una solución muy a tener en cuenta pero no un "modus operandi". Ziganda une a su innumerable lista de preocupaciones la baja del número 8 Con los centrocampistas más preocupados por defender que por atacar, esos balones llegados del cielo son presa fácil para los defensores por mucho que Raúl y Adu los peinen. Por cierto, trabajo encomiable en la presión, esfuerzo sublime, compromiso tremendo el de Raul García, pero a un jugador como él hay que pedirle muchísimas cosas más porque este Athletic le necesita en otras facetas del juego. Por si fuera poco se volvió a lesionar Iturraspe. El de Abadiño (al 60% de su potencial) es el faro que alumbra nuestro barco. El único centrocampista que nos queda sano que puede y debe guiar el timón de la nave rojiblanca. Sin su concurso el equipo pierde un activo importantísimo. Ziganda une a su innumerable lista de preocupaciones la baja del número 8. Ojalá regrese pronto.
El fútbol es un deporte (o lo que sea) mágico. El enfado del jueves ya no existe. Si algo bueno aporta el empate es que la atmósfera ya no es irrespirable, el ambiente es mas que tolerable para afrontar una semana en la que el Athletic se juega el seguir en Europa y el crédito que consiguió ante el Levante en el Ciudat de Valencia.
Por Alfredo Irasuegui, periodista