Masip salva un punto entre el aburrimiento
Tras la importante victoria (1-2) en el Estadio de Butarque, la visita del Celta de Vigo al Estadio José Zorrilla era una gran oportunidad para que el Real Valladolid diese un golpe definitivo hacia la salvación. Los de Sergio González tenían todos los ingredientes para dar un mazazo pero, tristemente, el encuentro se cerró en un aburrido empate, y gracias a Jordi Masip.
Es cierto que ninguno de los dos equipos hizo grandes méritos en el duelo, pero de la misma forma es cierto que el Celta de Vigo fue mejor que el Real Valladolid. Los de Óscar García consiguieron parte de su objetivo en el duelo y su partido hubiera sido perfecto de conseguir Iago Aspas el gol en el penalti parado por Masip en sl segundo acto.
En un momento en el que el resultadismo es capital, si Iago Aspas hubiera conseguido el gol, el Celta de Vigo se hubiera llevado meritoriamente la victoria del José Zorrilla, de igual forma que hace sólo unos días lo consiguió el Pucela en Leganés. Finalmente ambos firmaron un reparto de puntos por la falta de acierto o propuesta de ambos en 90 minutos soporíferos de juego.
¿Miedo o carencia?
El primer ejemplo del aburrimiento que reinó el duelo fue que al final de la primera parte y salvo una acción de Toni Villa tras un error en la salida del balón del Celta de Vigo, el partido estaba siendo totalmente plano y sin alimento ofensivo por parte de ninguno de los dos equipos.
Lo habitual tras los primeros 45 minutos es analizar que ambos equipos han tenido miedo a la derrota y que no han querido exhibir mucho, pero la realidad de la propuesta de ambos podría hablar de carencias para conseguir ser efectivo o intimidatorio en zonas rivales.
Ni Iago Aspas ni Fyodoro Smolov, por un lado, ni Enes Ünal y Sergi Guardiola, por el otro, consiguieron generar algo de peligro en toda la primera parte. Sin ocasiones buenas que llevarse a la boca, pucelanos y gallegos cerraban el primer acto sin nada interesante sobre la mesa. Tocaba pasar por vestuarios y potenciar las virtudes ofensivas de unos y de otros.
Pese a que la jornada se había dado ya buena al no ver sumar a ninguno de los tres equipos de descenso, tanto unos como otros debían dar más para conseguir una victoria que sería muy importante en cualquier escenario.
Ambos tenían alicientes ofensivos para ofrecer más por la victoria y la segunda parte se postulaba como una gran oportunidad para ver mejores versiones de unos y de otros en contextos de ataque. La oportunidad estaba sobre la mesa, pero tristemente se desaprovechó a nivel global.
Masip salva el partido
Exigiendo ese paso al frente para que el partido saliese de la tristeza que vivía, Iago Aspas, bien pronto, hizo votos para ser el protagonista. El '10' tomó importancia en un duelo que se iba tornando en aroma gallego y que pedía la presencia de Sergio González. Queriendo ir a más, el preparador blanquivioleta buscó un ritmo mayor y para ello eligió a Pablo Hervías,
El equipo necesitaba una marcha más y Sergio la proponía, pero con control. Junto al riojano entraba Fede San Emeterio para dar mayor contención al equipo. Sin Míchel, más director que ejecutor del juego, Alcaraz tomaba protagonismo en ataque y el Pucela se posicionaba para liderar desde las transiciones. Con el '14' de ofensivo, la propuesta pucelana sería diferente. Menos controlada pero más directa.
Pese a los cambios, el Celta estaba mejor y dentro de esa presencia en el campo blanquivioleta tuvo una oportunidad inmejorable. Un claro penalti de Rubén Alcaraz fue salvado por Jordi Masip tras el lanzamiento de Iago Aspas. Lo que podía ser un golpe sobre la mesa del equipo de Óscar García debía ser un punto de inflexión para que los blanquivioleta, junto a la entrada de Waldo Rubio y Hatem Ben Arfa, consiguiera la mejor versión del partido.
Un triste duelo de 20 minutos
Con cuatro jugadores frescos sobre el terreno de juego y la inercia positiva de la parada de Masip, el duelo afrontaba sus últimos 20 minutos con la necesidad de ver al mejor Real Valladolid posible. Una nueva oportunidad había sobre la mesa pero, tristemente, fue una opción más que el equipo pucelano desaprovechó.
Sin fuerza, convencimiento ni ideas, el Real Valladolid cerró el partido con un empate gracias a las paradas de Jordi Masip en el penalti y en una sublime acción al inicio de la segunda parte. Sin ellas, el duelo hubiera volado a Vigo porque unos, los locales, no pudieron, y los otros, los visitantes, no supieron ganar dentro del aburrimiento que reinó en Zorrilla en sus primeros 90 minutos a puerta cerrada.
Aburrimiento y algo más,si no propones nada no dispones de nada,y es así,se defiende bien y eso es todo¿quien fue el armador de juego ?adivinen,jugadores pegados a la barra del futbolín,es imposible poder ganar,reparto de puntos todos contentos,suma y sigue los 4 cambios salvo Hervías y S.Emeterio,el resto Ben Arfa y Waldo no se encontró su sitio,destacar el mal momento de Yago Aspas que no ha echo merecedores del empate,Masip paro muy bien el penalti,y poco mas que destacar,el próximo At.Madrid,sumar ya es importante.S.P.