Mel, Bosch y la calma en el Betis
Instalado en la cuarta plaza, el Betis recibe encantado este nuevo parón liguero. El equipo sigue sin desplegar un juego convincente, pero los resultados en general acompañan y eso, como dice Pepe Mel, debe aprovecharlo el grupo para buscar su mejor cara con serenidad. Pero la calma, también lo admite el técnico, no suele aposentarse en Heliópolis.
Mel ha sido el más cauto a la hora de afrontar las últimas incidencias. Sin ir más lejos, su reacción después de la actuación de Álvarez Izquierdo frente al Atlético fue muy correcta. Luego Miguel Guillén se excedió en su papel de presidente, pero el entrenador quiso marcar la senda adecuada a sus jugadores, y lo consiguió.
No obstante, el madrileño no ha dejado pasar la oportunidad de hacerle ver al club que, con frecuencia, se pierde en guerras inútiles que repercuten en lo deportivo. Así, en la previa del encuentro ante la Real Sociedad comentó: “Llevo aquí tres años y siempre hay últimos acontecimientos”, refiriéndose al lío de declaraciones que siguió a la destitución de Vidakovic. Tras el partido, preguntado sobre si Adrián conservará la titularidad ante Osasuna, respondió: “En este club en 15 días puede pasar de todo”.
Y es cierto. La entidad transmite una sensación inestable que es independiente al fútbol. En esta faceta, quien últimamente peor calibra sus apariciones y sus discursos es José Antonio Bosch. Él, que hace unas semanas reñía a Mel y Stosic por “desnudarse públicamente”, toca cada día más palos y se extralimita cuando habla. El consejero afirma estar preocupado porque puedan “generarse situaciones de inestabilidad que no se corresponden con la realidad”, quizás sin percatarse de que con sus sermones está contribuyendo a que esto sea así.
Mel, que sabe manejar los tiempos, ha devuelto a su manera la reprimenda. Diciendo la verdad sin causar revuelo.
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