El gran artífice del equipo revelación de LaLiga
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En un fútbol donde cada vez cobran más importancia los resultados y la exigencia por conseguir elevados objetivos por la vía del cortoplacismo, la tranquilidad se ha convertido en un bien codiciado del que no todos los equipos y jugadores pueden disfrutar en el día a día. Para alcanzarla es condición necesaria que las cosas vayan bien pero al mismo tiempo que se tengan los pies en el suelo para no reclamarle a nadie más de lo que puede dar. Por todo ello el Leganés es ahora mismo un club envidiado.
Los blanquiazules, acostumbrados a alterar en los últimos años el devenir racional de los acontecimientos, parecen ser dueños de su propio destino. Pero lejos de acomodarse, se niegan a ponerle puertas a sus sueños hasta el punto que ahora se asoman a los puestos que dan acceso a las competiciones europeas.
Aquello que era impensable a comienzos del año 2014, cuando la entidad intentaba escapar de Segunda División B, es de momento una realidad. Y aunque resulta difícil anticipar cuánto durará, nadie se atreve a decirle al conjunto de Butarque que no puede lograr algo. Por si acaso este le quita la razón.
La plantilla que dirige desde el banquillo Asier Garitano se ha convertido en la gran revelación durante el comienzo del curso al lograr diez puntos en seis jornadas, tres más de los que llevaba a estas alturas el pasado año cuando se estrenó en Primera. Pese a ello se aprecian algunas semejanzas entre aquel comienzo y este. La principal es la fiabilidad fuera de casa ya que en ambos casos se han sumado seis puntos de los nueve iniciales a domicilio. En aquella ocasión, en Balaídos ante el Celta de Vigo y en Riazor contra el Deportivo de La Coruña. Esta vez, en las visitas al Espanyol y a Las Palmas.
Sin embargo, la principal novedad es que ante los suyos el rendimiento permite también aportar para la causa de la permanencia, en principio el objetivo marcado. Si en la 2016-2017, los 'pepineros' tuvieron que esperar hasta el mes de noviembre para regalarse la primera victoria en casa, esa presión ya no existe después de vencer al Alavés en la fecha inaugural.
Y aunque alguno pudiera pensarlo, nada de lo que está sucediendo es fruto de la casualidad. El Leganés ha demostrado sobre el verde ser un rival férreo, ordenado, con una importante solidez defensiva que le ha llevado a encajar tan solo tres goles en contra. Más allá de sus virtudes deportivas posee asimismo un espíritu competitivo intrínseco desde que se pusiera al frente su actual entrenador, quien siempre ha mejorado las actuaciones del equipo respecto a la temporada precedente. Los madrileños difícilmente bajan los brazos en un duelo y siempre han dispuesto de opciones para obtener algo como premio.
Unas veces lo han conseguido y otras han sido penalizados por su falta de acierto de cara a gol. Situados como los menos anotadores en la parte alta de la tabla, siguen buscando un referente en ese aspecto después de ver cómo sus cinco goles han nacido de las botas de cinco hombres distintos.
No parece preocupar eso, sin embargo, a Garitano, que en sus intervenciones públicas se muestra satisfecho con la capacidad de los suyos para generar acercamientos. Siempre con un discurso prudente pero no exento de ambición, se niega a ser menos que cualquiera mientras trata por todos los medios de evitar que los suyos se crean más que nadie.
Con esa mentalidad afrontan en las semanas sucesivas un tramo complicado en el que deberán cruzarse por el camino con rivales potentes como el Atlético de Madrid, el Athletic, el Sevilla, el Valencia o el Barcelona. Será ahí donde tendrán la posibilidad de demostrar que son capaces de dar una 'campanada' en forma de triunfo, quizás una de las pocas asignaturas que aún quedan pendientes de la campaña anterior. No será fácil pero nadie en el Leganés parece conocer el verdadero significado de la palabra 'imposible'.