Azarenka y la autocrítica
La autocrítica como camino más corto al progreso. Reconocer la raíz del problema en el fuero interno para acercarse al nivel deseado. Eso hizo Victoria Azarenka tras ver cómo la segunda ronda de Wimbledon, plato entrante para una competidora de mimbres dorados, se le escurría entre las manos (3-6 6-3 5-7) ante la serbia Jovanovski, número 45 del mundo. “Siempre puedes sacar algo positivo. Cree muchas oportunidades, pero simplemente no fue capaz de utilizarlas. Generarlas estuvo bien, no materializarlas no fue tan satisfactorio” expresó Victoria que por segundo año consecutivo se entregó durante el primer miércoles, aunque esta vez nada tuvo que ver con los resbalones de 2013.
“No tengo consistencia suficiente” reconoce Azarenka, que mira al espejo y observa, en pleno junio, una tenista con apenas cuatro partidos desde el Australian Open discutido allá por enero. “Hay muchísimas cosas que todavía deben ser pulidas y entrenadas. Todo se reduce a volver a trabajar.” señala consciente la bielorrusa desde el número 9 del mundo, su clasificación más baja en tres años. “No quito mérito a mi rival, pero no me importa lo que haga la persona que está al otro lado. Siento que hoy mucho derivó de mis oportunidades no aprovechadas. Miro al marcador y veo 16 opciones de rotura” un sacrilegio entre manos para una de las referencias en devolución. “Eso es increíble para mí”.
“Tengo muchísimo trabajo por hacer” como mensaje insistente de quien ha pasado meses con el pie derecho inmovilizado. “Es tan simple como eso. Trabajar, jugar y entrenar, todo al unísono. Me gusta verlo así porque también tengo amplios márgenes de mejora. Es la mentalidad con que lo quiero afrontar. Estoy muy decepcionada por no aprovechar las oportunidades que me creé” afirma dolida como el que pierde un tren en el rostro. “Pienso que es la manera correcta de pensar porque necesito asimilarlo, aprender de ello y enmendarlo. Tengo que ser honesta con la situación que me rodea. Necesito ser realista. No puedo sentarme aquí y decir que todo está bien, porque así no se puede avanzar. Voy a ser dura conmigo misma porque quiero progresar” sostiene una mujer que ha tropezado en cuatro de sus últimos cinco partidos.
Reanudar el camino pasa por emerger en el estío que envuelve la gira americana de cemento, un tramo históricamente propicio para la dos veces finalista el US Open. “No espero nada de mí misma, nada más que trabajar con dureza y dar lo mejor cada día. Quiero irme a entrenar mañana, incluso hoy. No voy a tomar este partido como algo deprimente, sino como algo motivador para salir adelante”. Dos veces campeona de Grand Slam, la última número 1 previa al vigente reinado de Serena, tiene el techo alto para regresar donde estuvo no hace tanto tiempo. “No me importa. Estoy lista para trabajar”.
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