El banquillo que no suma
Anda la afición del Sevilla con la mosca tras la oreja por la preocupante producción del banquillo del Sevilla desde que empezó la temporada. Jornada tras jornada, los cambios introducidos ahora por Emery y antes por Míchel, no generan nada, al menos en el aspecto ofensivo. La temporada de la segunda unidad del Sevilla es más que preocupante.
En total, el Sevilla desde el banquillo solo ha generado dos goles en las 35 jornadas de liga que se han disputado hasta la fecha. Tomamos como referencia los 105 cambios que ha realizado el conjunto de Nervión y la cifra es esa. Dos goles y un solo punto rescatado, el que consiguió Negredo en Cornellá-El Prat en la 15ª fecha del campeonato.
Curiosamente, Negredo fue el primer suplente del Sevilla en marcar en liga. Fue aquel gol in extremis que propició el empate a dos definitivo en un partido marcado por la expulsión de Reyes a manos de Muñiz Fernández. Aquel día, Babá había sido titular y el vallecano entró en el campo en el minuto 64. Ha sido el primer y único punto rescatado por el banquillo nervionense en toda la temporada. Siete jornadas más tarde, en la 22ª, Manu del Moral marcaría el tanto del honor sevillista en la derrota por 4-1 que encajó el equipo de Emery. Era el último hasta la fecha.
Yendo más lejos, si tomamos como referencia un equipo base con Palop o Beto; Cicinho (ha jugado más que Coke), Fazio, F.Navarro, Alberto; Navas, Medel, Kondogbia, Reyes, Rakitic y Negredo, la aportación de los habituales suplentes sigue siendo paupérrima.
De todos ellos, Coke ha marcado tres goles en liga, mientras que Botía y Manu del Moral han marcado uno. Cinco en total para aquellos que habitualmente no gozan de la elástica de titular, aunque siendo generosos, porque Coke lleva 18 partidos disputados y se ha hecho con un puesto fijo en el once. Mención aparte merece el caso de Trochowski, que ha sumado dos goles, ambos cuando era titular en el arranque de la temporada.
La conclusión es clara. El banquillo del Sevilla resta mucho más de lo que suma y prueba de ello son los problemas y la tardanza, ahora de Emery y antes de Míchel, para realizar cambios que alteren el signo de los partidos que no son favorables al Sevilla.
