Los fondos de inversión, la mano negra que mueve el fútbol

Una práctica se ha extendido en el mundo del fútbol: la financiación de fichajes a través de fondos de inversión. La dinámica es simple, y se conoce como Inversión de una Tercera Parte (TPI por sus siglas en inglés). Un equipo compra un jugador a otro y recurre a estas entidades para hacer frente a parte del coste. Sin embargo, esta práctica no suele estar exenta de polémica.

De hecho, lo más habitual es hablar de Propiedad de una Tercera Parte (TPO, por sus siglas en inglés). Esto consiste en hacer depender los derechos de un jugador de un tercer implicado, en este caso una empresa.
Lo que se genera es una situación de lo más imprevisible. Por un lado, el club puede verse obligado a traspasar a un futbolista según la conveniencia de la empresa propietaria. Por otra parte, es el propio jugador el que tiene opciones de salir perjudicado, al ver como su futuro depende de la rentabilidad económica que produzca su rendimiento.
En cualquier caso, es siempre el fondo de inversión el que tiene la última palabra. Los clubes deben consultarles si quieren efectuar cualquier operación, bien sea de traspaso, cesión e incluso renovación de contrato. Así mismo, el futbolista pierde toda la capacidad de decisión sobre su carrera.
En su circular 1464, la FIFA informó de su prohibición: “el nuevo artículo 18 del reglamento prohíbe a clubes y jugadores firmar un contrato con un tercero que conceda a dicho tercero el derecho a participar del valor de un futuro traspaso del jugador, o que le otorgue derechos relacionados con futuros fichajes o el valor de estos”.Se estima que en Brasil el 90% de los futbolistas pertenecen a fondos de inversión
Pese a ello, los TPO siguen vivos en el fútbol. Y cada vez con más fuerza. Acorde Corporate estima que, solo en Brasil, el 90% de los jugadores pertenecen a estas sociedades de capital de riesgo.
Hay una fuerte oposición a su implantación. Uno de los que lidera esta cruzada contra la especulación futbolística es el presidente del Sporting de Lisboa, Bruno de Carvalho. Su equipo se vio perjudicado por la empresa Doyen Sports, que poseía el 75% de los derechos de Marcos Rojo tras ayudar a la entidad lusa a financiar el fichaje del argentino.
En el verano de 2014, con el Manchester United interesado en hacerse con sus servicios, el futbolista se declara en rebeldía ante la negativa de los leones a traspasarle. Carvalho entendió esto como fruto de la presión de Doyen, que se quedaría con tres cuartas partes de los 20 millones que puso sobre la mesa el club inglés.
Pero no todo son voces críticas. El sistema también tiene sus apoyos, sobre todo entre los pesos pesados del fútbol. Uno de ellos es Javier Tebas, Presidente de la LFP, que declaró que, de continuar la prohibición, “se beneficia a la Premier, y sobre todo a sus grandes clubes, porque esta forma de financiación ayuda a los clubes pequeños y medianos a mantener en sus plantillas al talento que han generado en sus canteras o a adquirir talento de otros clubes”.
No deben pensar lo mismo en Málaga, donde la empresa Ven-Investments Holding, propiedad del magnate venezolano Edmundo Kabchi, obligó al club a vender a Sergi Darder, del que tenía el 50% de los derechos. Kabchi aludió a una cláusula del contrato que especificaba que el Málaga debía aceptar ofertas superiores a 12 millones, y el jugador acabó en el Olympique de Lyon.

Doyen Sports

A la cabeza de los fondos de inversión se encuentra Doyen Sports, una corporación china que atesora una gran cantidad de futbolistas y que ha protagonizado algunos de los casos más llamativos relacionados con esta práctica.
El portal ruso Football Leaks desveló que la empresa había aportado cinco millones de euros al Twente a cambio de recibir un porcentaje en futuros traspasos. El conjunto holandés fue sancionado por ello con tres años de exclusión de competición europea.

En defensa de su labor salió Neilo Freire, director ejecutivo de Doyen Sports: "Actuamos como un socio real del club sin interferir en las decisiones deportivas. No compramos ningún jugador, hacemos financiación para que el club pueda comprar un jugador en el que está interesado".
Pero si alguien conoce cómo funciona de verdad un TPO es Juankar, canterano madridista que en 2011 fue traspasado al Sporting de Braga. El club portugués está prácticamente tomado por grupos de inversión, práctica muy habitual en el fútbol luso, y en el fichaje del madrileño volvió a recurrir a estos servicios.Juankar fue comprado por un fondo de inversión ligado al Braga en 2011 y desde entonces ha sido cedido a un equipo distinto cada año
El resultado es que, cinco años después, el galgo de Boadilla no sólo nunca ha pisado Braga, sino que se encuentra inmerso en un periplo de cesiones a distintos equipos que no parece que vaya a acabar hasta 2020, cuando finaliza su contrato.
Ha pasado por Zaragoza, Betis, Granada y Málaga, pero ninguno de estos equipos se decide a pagar los seis millones que exige el Sporting de Braga para generar plusvalía. Una cantidad que, como el propio jugador reconoce, es desmesurada. Sin esperanzas de encontrar un equipo fijo, el calvario de Juankar continúa.
Doyen, que recibe asesoramiento de Jorge Mendes, ha protagonizado otros casos similares en España. Financió un tercio del coste del fichaje de Falcao por el Atlético de Madrid, y recibió su parte de plusvalía tras su venta al Mónaco.

También costeó los tres millones que costó el fichaje de Babá por el Sevilla. A cambio, el Sevilla debía aceptar las ofertas por el atacante que generasen beneficio, y entregar un 20% a la corporación. Además, participó en la compra de Kondogbia y Stevanic, y mantiene acuerdo con equipos como Atlético o Sporting e incluso técnicos como Simeone.

Otros grupos inversores

Peter Kenyon, ex directivo de Manchester United y Chelsea, asesora a Quality Sports Investments, que en España fue la empresa encargada de llevar a Roberto al Zaragoza. Más notoriedad adquirió Media Sports Investments, famosa por haber tenido los derechos de Tévez y Mascherano, lo que en su momento supuso una multa de 5,5 millones al West Ham.
Otra estrella relacionada con el asunto es James Rodríguez. Sus derechos los poseía Gol Football Louxemburg, que compró el 35% del pase del jugador al Oporto por 2,5 millones y se lo devolvió por 8,75.
Los dragones han protagonizado más casos similares. Por la venta de Eliaquim Mangala al Manchester City, tuvieron que ceder el 50% de lo ingresado a un tercer implicado, mientras que con Joao Moutinho ocurrió algo similar al caso de James, aunque con la empresa Mamer B.V. de por medio.

Caso Neymar

Continuamente de actualidad por la actividad en los juzgados, el fichaje de Neymar está envuelto en una investigación para determinar la cantidad real que pagó el Barcelona al Santos.
El fondo DIS, que tenía en su propiedad el 40% de los derechos sobre el brasileño, demandó al Barça ya que entiende que los blaugranas pagaron más de los 17 millones que en principio dijeron.