Ciclismo espectáculo o peligro para el ciclista
Etapas de viento con abanicos, ascensos a "muros" explosivos, jornadas de adoquinado....son ingredientes de los que tiran los organizadores para crear espectáculo, un factor que choca con el punto de vista de gran parte del pelotón, que hablan de escenarios innecesarios, "de mucho riesgo".
Está claro que en las últimas carreras grandes, Tour, Giro y Vuelta, el tópico de "etapa de transición" está casi enterrado. Sus recorridos están diseñados para que cada jornada aporte una "trampa" que asegure la lucha entre los favoritos.
En el caso del pavés, el adoquinado típico de grandes clásicas como la París-Roubaix, el debate se inició con la etapa del Tour 2010, se amplió en la de 2014 y sigue dando que hablar. Organizadores, directores y ciclistas tiran cada uno para su lado.
"El ciclismo actual no soporta una semana entera con final al sprint. Tenemos que buscar siempre terrenos inesperados, que la carrera tenga todos los días puntos de interés. Y que haya terreno para que todo el mundo pueda expresar su talento", señaló Christian Preudhomme antes de la salida de Utrecht.
Una opinión que contrasta con la de Eusebio Unzue, director del Movistar, con un punto de vista que ya expuso con contundencia hace un año.
"Los corredores afrontan acojonados estas etapas, con angustia. Hay que pensar que trabajan todo el año a tope para llegar bien al Tour y se lo juegan todo en un terreno como el pavés, que es peligroso".
Unzue considera que poner etapas de adoquinado "solo por el espectáculo" lo dice todo.
David Brailsford, director del Sky, considera que ya no existen etapas de relleno, aquellas predecibles que casi siempre terminaban en un esprint.
"La primera semana del Tour de Francia siempre resulta agitada y nerviosa, llena de accidentes y abandonos. Desde el primer día tienes que concentrarte todo el tiempo. Los equipos que manejan la situación ante cualquier eventualidad en cualquier etapa es el llamado para llegar a la cima ", comenta.
La segunda etapa entre Utrecht y Zelanda fue excitante, nada rutinaria. El viento golpeó fuerte al pelotón.
"Eso es lo que quería la organización, sabía que podía suceder, pero los equipos también. El viento creó la emoción y el suspense. Lo esperado", explica.
Respecto a la etapa de tramos adoquinados, Brailsford acepta que resultan espectaculares, pero solo para verlas por televisión.
"Creo que son etapas bonitas desde el punto de vista del espectador, pero para nosotros no. En etapas como la del pavés la carnicería está garantizada", asegura.
Los corredores tampoco demuestran entusiasmo por los "inventos" de los organizadores. Joaquim "Purito" Rodríguez, conquistador del Muro de Huy, se declara "un enamorado" de las clásicas, pero no para incluirlas en el Tour.
"Me encantan las clásicas, pero hay que distinguirlas de una gran vuelta. No puede haber situaciones de peligro como la de estos días, para eso están las clásicas, la Flecha Valona, la Lieja-Bastona-Lieja, el Tour de Flandes o la París-Roubaix", dijo.
"No me gusta que el Tour esté Huy o el pavés, que solo traen estrés y caídas solo para dar morbo a la carrera. Creo que el corredor se merece que la carrera se dispute en la carretera y gane el más fuerte y no el que menos problemas tenga", dijo rotundamente tras imponerse en Huy.
Alberto Contador, quien probó la crueldad del adoquinado en 2014 perdiendo 2.35 minutos en meta respecto al italiano Vincenzo Nibali, se apunta a la teoría de Purito.
"Creo que son etapas innecesarias, de nervios y muchos riesgo", resumió.
