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'Itsasora': Mikel Urdangarin y Unai Basurko trasladan el magnetismo del mar al Bilbao Mendi Film Festival

Mikel Urdangarin y Unai Basurko presentan 'Itsasora' en el Mendi Film (Foto: ElDesmarque).
33 años siguiendo la información del Athletic.

El BBK Mendi Film Bilbao Bizkaia, cita ineludible del cine de aventura y montaña, regresó a la capital vizcaína el pasado viernes día 5, y se prolongará hasta el 14 de diciembre. Aunque el alma del certamen reside en la roca y la cumbre, la película con la que abrió la cita se inclinó hacia otro abismo: el mar.

La marea entró con fuerza en el festival, acogiendo la épica íntima del músico Mikel Urdangarin y del navegante Unai Basurko, el portugalujo que diera la vuelta al mundo en solitario en 2006 entre otros grandes logros. Con 226 películas inscritas, igualando su récord histórico, y trece cineastas vascos en cartel, el certamen proyectará 55 obras y marca una edición de altura. Entre ellas, una se elevó como ola inaugural: 'Itsasora'.

Risas, complicidad y buen humor entre Mikel Urdangarin y Unai Basurko en el escenario del Mendi Film Festival del Palacio Euskalduna de Bilbao (Foto: ElDesmarque).

La proyección de Itsasora abrió el certamen con la expectación de un estreno cargado de misterio.

Era la ópera prima del músico zornotzarra, la crónica más íntima de la singladura de un músico que pidió ayuda a Unai Basurko para traer su velero restaurado desde Galicia hasta Euskadi. La travesía marítima se transformó en un viaje interior, filmando el fuerte choque entre dos hombres y dos universos.

La vida de tierra firme, con su ritmo artístico y su necesidad de pausa, se enfrenta a la existencia marina, marcada por la inmensidad, la sal y la implacable disciplina del océano. Basurko, el experto en la soledad, y Urdangarin, el artista, se revelaron sin artificios ante la cámara y ante el mar.

El documental, íntegramente en euskera y producido por 'Amura Produkzioak', la productora cofundada por el propio artista junto con Amaia Ocerin, logra que esos mundos interiores salgan a la luz en la cubierta. Los testimonios de los creadores que aparecen en la cinta son la prueba de ello: son el mar en tierra firme, anclando la metáfora de la navegación a la vida cotidiana.

Mikel Urdangarin y Unai Basurko, dos amigos unidos por el mar y la música que presentaron 'Itsasora' en el Bilbao Mendi Film (Foto: ElDesmarque).

Simbiosis entre artista y navegante: Mikel Urdangarin & Unai Basurko

La película no nació en una sala de montaje ni en una gran revelación, sino en una conversación sencilla, de esas que se deslizan sin prisa mientras el mar acompaña. Fue entonces cuando Basurko comentó que arrastraba la pena de no haber escrito aún el libro sobre su vuelta al mundo. Una frase que podría haber pasado de largo, pero que en Urdangarin encendió algo inmediato y difícil de ignorar.

Mikel lo recordaba así para ElDesmarque: “Esto nace cuando Unai, yendo de travesía hace unos años, me invita a hacer una ruta de 3 o 4 días al Abra subiendo bastante hacia el norte además, algo que para mí era absolutamente nuevo; en ese trayecto me cuenta entre otras cosas que tiene la pena de no haber escrito un libro de su odisea, que tiene mucha información, que tiene todo muy claro, pero que por lo que sea no se ha lanzado a hacerlo".

"Entonces cuando escucho eso a mí se me empieza a encender una pequeña luz, tenue, y esa luz pequeña empieza a agrandarse a medida que pasan los días, y de que Unai me acompaña en el proceso de lo que es adquirir un barco (el velero 'Aitzaki'), restaurarlo y echarnos a la mar”.

Mikel Urdangarin junto a Unai Basurko, protagonistas de la película 'Itsasora' exhibida en el Euskalduna (Foto: ElDesmarque Bizkaia).

La luz empezó ahí, y desde entonces hubo algo que ya no dejó de crecer. Mientras esa idea tomaba forma, Basurko ponía palabras a otra parte esencial de la travesía, la humana: “Hay muchísimo trabajo detrás… y también he tenido la oportunidad de conocer a esta persona, a Mikel, un poquito más. Lo bonito es tener la oportunidad de acceder al alma de las personas, quitarnos las caretas, y eso la mar lo hace muy bien. Ese es el regalo que me llevo”.

En ese mismo vaivén emocional, Unai añadía la importancia de la música, tan presente en la película como en la propia navegación: “La música en la mar y en la vida es maravillosa, porque además la puedes adecuar a los diferentes momentos que tengas de actividad a bordo: si estás más animado, más triste, más melancólico… siempre escuchamos mucha música navegando”.

El portugalujo es seguidor confeso de las canciones del zornotzarra, por lo que la simbiosis era perfecta. De hecho el músico lo resumía con una frase escrita ya con el ritmo de 'Itsasora': “Al final las personas se conocen en los barcos”.

Edurne Pasaban y el gran ambiente en el Palacio Euskalduna Jauregia con el Bilbao Mendi Film Festival (Foto: ElDesmarque).

El magnetismo del mar

Para entender de dónde vino el impulso del director debutante de llevar la historia a buen puerto, él mismo lo explicaba así: “Digamos que en ese magnetismo del mar, yo me embarco movido por dos fuerzas motrices: una es el mar y otra es Unai. Por un lado está el magnetismo del mar, que a mí siempre me ha atraído y que estaba ahí, probablemente sin despertar del todo, pero que en los últimos años ha despertado y ha eclosionado, y por otro está Unai, la persona que llamó mi atención en 2006 cuando dio la vuelta al mundo”.

Urdangarín insistía: “No es ese ‘competidor’ la razón y la fuerza motriz de esta película, sino la persona que se esconde debajo"

"El relieve que entraña, las capas que se esconden bajo alguien que es navegante, regatista. Dar la vuelta al mundo desde luego que no es baladí, es algo extraordinario y fundamental en la película, pero es más fundamental el alma de esa persona. En la película he intentado retratar ese alma, dimensionarla, también con los demás; hay gente entrevistada que son afluentes de un río que es Unai, un río que al mismo tiempo desemboca en el mar”.

Mikel Urdangarin y Unai Basurko, durante esta entrevista concedida a nuestro diario digital (Foto: ElDesmarque).

Con el tiempo, Urdangarin empezó a comprender la magnitud real de la vuelta al mundo de Basurko, no desde la distancia del espectador, sino desde la experiencia: “Yo aluciné cuando Unai completó la vuelta al mundo. Fui uno de tantos que decía: ‘¡Joder, qué pasada!’, pero eso queda en lo efímero. Él completa la vuelta al mundo y nosotros alucinamos, pero ese alucine no es proporcional a lo que ha vivido".

"En estos cuatro años he estado navegando sobre todo en solitario por aquí. Y a medida que voy navegando, experimentando, y conociendo poco a poco lo que es la navegación, empiezo a dimensionar lo que supone darle la vuelta al mundo. Empiezo a imaginarlo, porque saberlo de verdad solo lo saben Unai y quienes lo han hecho. Y entonces ves la dimensión del mar, la magnitud del hecho, y dices: ‘Cuidado, este hecho es importante. Esa magnitud’”.

El relato viraba entonces hacia su visión de Basurko: “Para mí Unai es un icono romántico… alguien que quiere dejar su relato en la vida, aprovechar el tránsito para dejar su huella. Eso me inspira mucho. Es un leitmotiv importante en la película: la afirmación del yo no como rechazo de lo colectivo, sino como algo necesario para transitar por la vida”.

Es una obra muy personal de Mikel Urdangarin la película 'Itsasora' que le ha llevado más de 4 años concluir (Foto: ElDesmarque).

Retratar al hombre bajo el navegante

En esta película, el público lo que va a poder descubrir es “la personalidad de quien ha dado la vuelta al mundo. Unai también es preso de ese magnetismo arcaico. Y yo he querido retratar ese magnetismo; ese era el desafío: ir más allá de Unai. Unai es el catalizador de esta ambición de decir: hay que retratar por qué el mar hace que dejemos la seguridad de tierra”.

Basurko devolvía la palabra al mar: “Lo bueno que tiene la mar es que no tienes que irte muy lejos para sentirla. Aquí somos afortunados: en diez minutos estamos navegando. Con cualquier pequeña salida sigues disfrutando si estás conectado a la mar y a la navegación. Pero también los días y las noches ayudan a llegar a un estado de compenetración más profundo. Cuantos más días estás, más conexión tienes”.

Aitor Elduaien, Mikel Urdangarin y Unai Basurko cautivaron a los asistentes desde el escenario del Mendi Film Festival (Foto: ElDesmarque).

Tormenta y rodaje

La filmación fue, literalmente, un ‘temporal’: “La travesía fue una locura; grabamos en condiciones extremas que de normal no grabarías. Ninguna producción cuerda saldría a ese mar. Estuvimos rodando un equipo maravilloso, pero claro, no estaban ‘cuerdos’ porque si lo estuvieran no se habrían adentrado en esa situación de peligro. Fue durísimo. Nos atravesó una borrasca, un vendaval…".

"Y hubo un momento tan crítico que Unai mandó parar de grabar. Yo decía: ‘¡Qué pena!, hay que sacar esto!’. Luego, al revisar el material, pensé: ‘Bueno, tenemos algo previo a mandar parar’. Yo quería transmitir los tempos del mar, el contraste continuo que ofrece. Diría que la película tiene el ritmo del mar. El sonido es súper importante. El trabajo que hemos hecho para rescatar todo lo posible ha sido una locura total”, confesaba Mikel Urdangarin.

Mikel Urdangarin se explaya con pasión sobre 'Itsasora', su ópera prima en el cine (Foto: ElDesmarque).

Y en una película en la que hay un músico, no puede faltar la banda sonora, si bien el mar también tiene mucho que decir en el apartado sonoro: “Es la paz absoluta”, sintetizaba Basurko en cuatro palabras.

Mikel Urdangarin añadía un matiz sensorial: “El mar nunca está callado; lo más sobrecogedor es cuando está como una balsa de aceite, porque las olas te tienen entretenido. Pero cuando está en calma es demasiado heavy”. Por eso la música también tiene su importancia: “La película tiene banda sonora y es muy importante. Está planteada de manera que forma parte de la narración”, explicaba el zornotzarra.

El jarrillero Unai Basurko sostiene que para "navegar en soledad te tienes que conocer muy bien".

Y como todo viaje exigente, 'Itsasora' tuvo su propio riesgo de ‘naufragio creativo’ como recuerda Mikel: “Este proyecto ha sido como un vendaval de fuerza ocho: largo, duro, y a punto de hundirse el barco como proyecto. Pero decidimos que no se hundiera. Dijimos: ‘Esto no se va a hundir’, y ese ha sido uno de los grandes aprendizajes: agarrar al toro por los cuernos y llevarlo a buen término”.

'Itsasora' no es solo una travesía filmada: es una verdad navegada. Y cuando termina, algo dentro sigue moviéndose al ritmo de la marea.

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