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Sergio Ramos sí, o Sergio Ramos no: ‘To be, or not to be’

Deletree conmigo: P E R I O D I S T A

Sergio Ramos sí, o Sergio Ramos no. To be, or not to be, that is the question. Después de un verano, un año, un lustro o una vida peleándose entre sí por casi todo, José Castro y José María del Nido Carrasco le han dado una nueva e inapreciable oportunidad al sevillismo para evidenciar que es una afición que huye de manera enfermiza del pensamiento único y, además, se siente como pez en el agua en una polémica -muchas de ellas enloquecidas hasta puntos ridículos-, así que, disculpas al margen, el club le pone en bandeja una casi cada semana para no perder el estado de forma.

En mayo de 2014, Sergio Ramos recibía un homenaje en el Sánchez-Pizjuán con motivo de un amistoso entre España y Bolivia, con un trofeo que, curiosamente y seguramente no casual, ha lucido en los últimos días en sitio preferente de su finca sevillana en sus publicaciones en las redes sociales. En aquellos momentos, Castro y Del Nido Carrasco trataban de rebajar la animadversión hacia, seguramente, el ‘producto’ más relevante que ha salido jamás de su cantera, pero todo estalló en enero de 2017.

En una eliminatoria copera, el camero estalló ante otro desagradable recibimiento, hasta el punto de tomar el balón para lanzar un penalti a lo ‘Panenka’ y encararse con el Gol Norte en el episodio más desafortunado de su paso por Nervión. Ahora, muchos perdonan, otros ni muertos, pero ninguno olvida. De hecho, no han pasado ni cuatro meses desde que se cumplió la sanción por aquellos hechos.

Más de 6.500 días después de que se marchara, Sergio Ramos ha vuelto al Sevilla FC. Aquellos fueron días difíciles en los que la única verdad dicha es que el jugador se marchaba al Real Madrid en un traspaso millonario. José María del Nido Benavente, presidente entonces, le señaló como culpable y no ha habido una sola noche en la que el futbolista no haya deseado quitarse ese sambenito que le colgó la que fue su afición. En la que él mismo militaba de chaval. Seguramente, tampoco vean con malos ojos los actuales gestores que el jugador se siente en el Sánchez-Pizjuán y explique con todo lujo de detalles lo que pasó aquellos días.

Gesto de Sergio Ramos al Gol Norte del Sánchez-Pizjuán, el día que se generó la sanción (Foto: Kiko Hurtado).

Hablar de su palmarés causa hasta sonrojo. Lo ha ganado todo. Es, pasando el brazo por encima del hombro a Beckenbauer o Maldini, uno de los mejores centrales de la historia del fútbol, si no el mejor. Y a sus 37 años, su única obsesión era la de volver a vestir la camiseta sevillista y, espera, congraciarse con la afición del que siempre fue su equipo.

Para ello, ha rechazado todo el dinero del mundo de Arabia y ha bajado su caché al nivel de una modesta promesa. Ha puesto todo de su parte, asumiendo el riesgo de quedarse sin equipo, y el club, en un momento complicado dentro de la habitual tensión con la que vive el día a día, ha priorizado sus necesidades deportivas que, ojo, son las únicas verdaderamente importantes. A 1 de junio, pocos sevillistas querían a Ramos, hoy, a 3 de septiembre de 2023, muchos lo necesitan y están satisfechos con su llegada. Empezando por Mendilibar.

No sé del sevillismo de Sergio Ramos. Ni sería tan sevillista cuando celebraba sus goles en Nervión, ni sería el diablo oportunista cuando se llenaba la boca de su sevillismo en sus homenajes sentidos y continuados a Antonio Puerta. Sergio Ramos, ahora, será o no será. Pero recuerden que es un verdadero triunfador, con una carrera en la que ha conseguido todo lo que se le ha puesto por delante. Ser aceptado por el la afición del Sevilla FC es ahora el objetivo prioritario en su siempre calibrado punto de mira. Esa será la cuestión.

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  1. Francisco Borrego Cantón

    Pero ¿HAY DUDAS AÚN?. ¡VIVA EL SEVILLA, FC! Fco. Borrego