Profeta en su tierra... y a gol por partido

Los focos le apuntaban en la previa. Saúl Ñíguez llegaba a Elche en un momento álgido, tras demostrar todo su potencial en Wembley. Y lo hacía en su tierra, allí donde nació en 1994. No aprendió a jugar en el Martínez Valero, pero siempre soñó con jugar allí. Era el estadio de su ciudad, de su padre. Saúl jugaba ante su afición y no les decepcionó.

Porque España había empezado mal, con una Croacia atrevida que ahogaba la salida de balón. Los croatas llegaban, pero perdonaban. No así la selección de Luis Enrique, que llegó y mató. Una llegada de Dani Carvajal por el costado diestro, un centro con el exterior y allí aparecía Saúl, otra vez desde la segunda línea. Un cabezazo picado y el 1-0 que se elevaba al marcador para allanar el camino de España, que acabó goleando de forma plácida a Croacia.

Saúl lo celebró eufórico, hacia el córner. En apenas dos partidos con Luis Enrique ha marcado dos goles, siendo titulares en ambos. Una reivindicación que llega justo después del Mundial de Rusia, en el que no jugó ni un solo minuto de forma incomprensible. Poco tiempo ha necesitado para convencer al nuevo seleccionador, que también tiene claras su cualidades.

Con España, Saúl juega unos metros más adelantados que en el Atlético de Madrid. Ahí explota sus mejores cualidades, trabajando también en defensa pero llegando, y mucho, al ataque. Lo demostró ante Inglaterra, donde además de marcar fue el primero siempre en ir a la presión. Allí gozó de varias ocasiones, más allá del gol del empate. Ante Croacia, una vez más, destacó por su oficio en el centro del campo. Marcó el primero de una extensa goleada y se marchó ovacionado por la afición, por 'su' afición. Le aclamaron cual profeta en su tierra. Y Saúl se marchó feliz de Elche, su casa.