La anécdota del orfebre que hizo la Copa del Rey de 2005: "La del Betis fue la más manoseada"

Hay noches que te marcan toda una vida. Una de esas jornadas imborrables fue el 11 de junio de 2005, en aquel memorable triunfo del Real Betis frente a Osasuna. Una victoria que brindaba al beticismo la segunda Copa del Rey de su historia, enmendando así la trágica derrota sufrida en la final del 97 contra el FC Barcelona. Hoy se cumplen veinte años de aquel título, que dejó una huella imborrable en su afición. El de los goles de Dani y Ricardo Oliveira. La competición de los penaltis de Toni Doblas. La del sufrimiento en Alcalá o los penaltis de San Mamés, la de Lorenzo Serra Ferrer... y la de Manuel Ruiz de Lopera.

Alcalá -en penaltis-, Cádiz, Mirandés, Gramenet y Athletic Club fue el camino que hubo que superar el Real Betis antes de llegar a la gran final del Vicente Calderón. Un equipo que todo el beticismo podría recitar casi de memoria, compuesto por Toni Doblas, Melli, Juanito, David Rivas, Luis Fernández, Arzu, Marcos Assunçao, Joaquín, Edu, Fernando y Ricardo Oliveira. John Aloisi empató en el 84' el gol inicial de Ricardo Oliveira, teniendo que desempatar el canterano Dani a cinco minutos del final de la prórroga.

La Copa del Rey "más manoseada" de la historia

Como curiosidad, el trofeo lo realiza desde hace tres generaciones la familia Alegre, de Joyeros y Trofeos Deportivos Alegre. Hace unos años, con motivo de un reportaje en La Vanguardia, le preguntaron a Federico, el dueño actual de la empresa, si el título le había llegado alguna vez con muchos golpes, lo que le hizo recordar aquella vez que la copa le llegó "especialmente manoseada".

Fue en 2005, "cuando la ganó el Betis", pues el orfebre recordaba que "se paseó por todos los pueblos de Andalucía. Si hasta estuvo en la boda de Joaquín", rememoraba el ofrebre. Por aquel entonces el Real Betis aprovechó al máximo el tiempo que la Federación le cedió el trofeo, organizando numerosos actos y presidiendo incluso la ceremonia nupcial del eterno capitán verdiblanco.

Precisamente esa boda fue de lo más caótica, como recuerda el propio Joaquín Sánchez, quien no volvería atrás: "Mi boda fue el no va más. A mí me dicen que tengo que volver a pasar por eso, y no paso. Había gente que ni conocía. Desde el altar veía a chavales que venían de la playa con los pies llenos de arena. Estaba lleno… y apareció Lopera con la Copa del Rey", comentó en su día el portuense.

En un documental publicado antes del fallecimiento de Manuel Ruiz de Lopera, el propio expresidente recordaba con cariño aquella tarde: "Joaquín era un gran jugador y a nosotros nos importaba llevar allí la Copa. Él se casó y muy alegremente. Se veía que la quería y la muchacha también lo quería a él".