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Estrella estrellada

Á. R.

No es la primera vez que ocurre. Le pasó a Italia en 1950, a Brasil en 1966, a Francia en 2002 y a Italia en 2010. Y ahora a España en 2014. De poseedor del trono, a destronada, de portar la estrella, a estrellarse, de campeón, a último en el Mundial. La selección española ha protagonizado un pavoroso ridículo en Brasil cayendo eliminada ya en la segunda jornada, con un balance de un gol a favor, de penalti, y siete en contra.

La responsabilidad de este rotundo fracaso, de este feo broche a una gran generación, es de todos, claro, pero sobre todo de un muy buen seleccionador hasta este Mundial que ha puesto en el disparadero a varios jugadores. Quiso Del Bosque hacer favores, homenajes, quiso hacer valer las trayectorias en su lista, y no el estado de forma, quiso hacer valer el pasado y no el presente ni el futuro. 
La lista de Del Bosque pecó de falta de renovación. Ha resultado ser más un triste homenaje que una apuesta de regeneración. Los Torres, Villa, Casillas, Xabi Alonso... no han llegado en un buen momento. Como no ha llegado en buen momento Diego Costa, un embargo y una obligación que le ha costado mucho a Del Bosque, que se comprometió con el hispano-brasileño y ponderó esa palabra al mejor momento de otros delanteros.
Este fracaso absoluto de España en Brasil acaba con una generación y acaba con una sensación, la de ser imbatibles, la de ser poderosos y campeones. Tras seis años, los mejores de la historia de la selección, llega uno de los fracasos más rotundos de la historia del combinado nacional, uno de los más vergonzosos.
Ahora, con el partido de vergüenza ante Australia, es hora de mirar al futuro, pero un futuro ya sin muchos, la mayoría de los que han fracasado en Brasil.

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