Aunque el Dépor tenga la plantilla más o menos configurada y siempre se pueda echar mano de la cantera, la demarcación que peor cubierta está es el centro del campo. El sustituto de Bergantiños como mediocentro de contención puede ser José Ángel Jurado, pero con un corte más creativo la dirección deportiva tiene señalado en rojo el nombre de Manu Molina.
El onubense es uno de los jugadores más cotizados de Primera RFEF, pero intenta dilatar al máximo su estancia en el Real Zaragoza pese a que ya no entre en los planes de Frán Escribá.
Las pretensiones del equipo blanquillo y del jugador todavía son bastante elevadas, por lo que la intención de la nueva dirección deportiva blanquiazul es apurar los plazos y tensar la cuerda para que bajen sus pretensiones.
Una estrategia de jugar con los tiempos de mercado que es muy habitual y, aunque pueda suponer varios riesgos, acabaría abaratando el fichaje de un futbolista llamado a marcar diferencias.
Sea como sea, Manu Molina parece tener claro que no continuará en la disciplina zaragocista una vez acabe el verano. De hecho, ha cambiado de representante para que su salida del Real Zaragoza sea más sencilla.
Y es que el onubense llegó a La Romareda avalado por Juan Carlos Carcedo y con la vitola de ser uno de los jugadores referencia del equipo, puesto que ambos habían coincidido en la UD Ibiza.
Pero tras la destitución del técnico riojano, acabó condenado al ostracismo y apenas entró en los planes de Frán Escribá. Soriano conoce bien al futbolista -también coincidieron en el equipo balear- y sabe qué cartas jugar para acabar cerrando este fichaje.