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Lucía García: "Cuando empecé en el Oviedo no sabía lo que era un fuera de juego"

Lucía García celebra con sus compañeras el tanto ante Sudáfrica.
ElDesmarque - EFE

A sus 20 años, Lucía García Córdoba compite en su primer Mundial absoluto. Diez meses atrás, también en Francia, lo hizo con la sub 20, al igual que en Papúa Nueva Guinea durante el verano de 2016. En su primer gran torneo con la Roja ya es protagonista sobre el césped. Jorge Vilda le dio la alternativa en el descanso del partido del debut ante Sudáfrica. El técnico quitó a una de las capitanas, Amanda Sampedro, para colocarla a ella.

Lucía García aprovechó la confianza revitalizando al combinado nacional desde el flanco derecho. La excanterana del Real Oviedo provocó un penalti y anotó un gol en el histórico triunfo de la selección española por 3-1, el primero de la selección en un Mundial.

"Me veo con capacidad de hacer cosas. Si el míster lo decide, yo voy a estar ahí para todo. Soy joven, quizás tengo más opciones por edad de regresar a un Mundial que una jugadora de 30 años, pero el fútbol me ha dado ya la oportunidad de demostrar que puedo estar. Conmigo se demuestra que si trabajas y te esfuerzas puedes llegar", comentaba.

Nacida en Pola del Pino, la futbolista cuenta que nació "con un balón en los pies". "Jugaba contra una pared en mi pueblo porque no había ni un campo ni nada. Jugaba yo sola, con tres chicos, contra una pared. Un profesor de Educación Física, cuando tenía 13 o 14 años, me dijo que hiciese las pruebas para el Oviedo Moderno. Fui y empecé un año en el infantil, de ahí al C, con 15 años debuté en Primera División y a los 18 fiché por el Athletic Club", explica.

"¿Que cómo termina una chica de Asturias en el Athletic? Porque nací en Barakaldo. Soy cuatrilliza. El parto era de riesgo y Gijón no tenía esa unidad especializada. Mis hermanos y yo nacimos a los siete meses de embarazo. Estuvimos un tiempo en la incubadora y, cuando todo estuvo bien, nos volvimos a casa", reseña.

Crecer entre tres chicos, apostilla, le hizo "fuerte y guerrera". "Siempre jugaba con chicos que eran mayores que yo, en un pueblo de 50 personas. Están mis hermanos, mis dos primos y dos o tres niños más. Yo, cuando tenga hijos, los llevaré a mi pueblo hasta que crezcan y decidan si quieren ir a la ciudad", reflexiona.

En su etapa en el Oviedo Moderno no dejó Pola del Pino

"El primer año me llevaban mis padres. Al año siguiente, ya iba yo sola en autobús. Tardaba en llegar una hora y 45 minutos. Otro tanto para volver a casa. Llegaba casi a las 12 de la noche y me despertaba a las 6 para ir al cole. Así hasta que me llamó el Athletic Club. Si hoy estoy aquí es por todo el esfuerzo que hicieron mis padres, llevándome para arriba y para abajo. Son los mejores padres del mundo", añade emocionada, recordando también cómo se sentía en la primera concentración con la selección española.

"Fue con la sub 16, para el torneo de desarrollo de Serbia. Yo era una mindundi, que acababa de empezar a jugar en la selección de Asturias. Mira, cuando yo empecé a jugar en Primera División con quince años, en el Oviedo Moderno me llamaban cabra loca. ¡Ni siquiera sabía lo que era un fuera de juego!", cuentaba.

"Pero lo presionaba todo, llegaba hasta la lateral. Siempre fui así. Doy mi cien por cien. Se me puede decir que no hago bien un regate, pero lo que es presionar o trabajar lo hago siempre. Soy así siempre. Intento dar siempre todo. Siempre doy lo que tengo hasta que no puedo más. Yo no soy como Jenni, que tiene una calidad de la hostia. Yo soy una jugadora simple, que lucha todo. Si estoy aquí es por mi trabajo porque con los pies no soy Jenni Hermoso", razonaba.

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