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Más sabe el Liverpool por viejo que por fiero

Henderson eleva la Champions al cielo de Madrid (Foto: LFC).

El Liverpool conquistó este sábado su sexta Liga de Campeones tras vencer ante el Tottenham Hotspurs en la final disputada en el Wanda Metropolitano. Salah, de penalti instantes después del pitido inicial y Origi en las postrimerías del choque dieron al conjunto 'red' la corona de campeón tras 1.099 de reinado madridista.

23 segundos fueron los que tardó el Liverpool en adelantarse en la final. Un centro de Sadio Mané tocó en el brazo de Sissoko. Skomina no dudó y señaló ipso facto la pena máxima -pese a que muchos considerarían polémica la acción- que condenaría al Tottenham a ir todo el partido a remolque.

Poco fútbol en los 47 minutos restantes de la primera parte. El Liverpool con la comodidad que le otorgaba el ir por delante en el marcador, le cedió la pelota al Tottenham y se juntó para jugar con espacios al contragolpe, como más le gusta a Klopp.

Los de Pochettino tuvieron demasiadas dificultades para avanzar y romper las línea de los 'reds' y sólo inquietaron algo a la marea roja que poblaba el Fondo Sur del Wanda Metropolitano con balones aéreos a las espaldas de los centrales pero sin llegar con probar a Alisson, que no tuvo que intervenir en el primer tiempo.

Tuvo más peligro el Liverpool con disparos de sus laterales tras primorosas carreras, los laterales Robertson y Alexander-Arnold, que fueron lo más destacado del primer tiempo.

Echó en falta el Tottenham a sus jugadores más determinantes en la parcela ofensiva. Kane se mostró inofensivo y perdido entre Van Dijk y Matip, Dele Alli, inoperante y Heung Min Son voluntarioso pero errático. Christian Eriksen fue el único que probó suerte con un disparo lejano que se marchó muy alto.

Pochettino sabía que el guión que seguía el partido no le valía y que se encontraba ante una oportunidad histórica. Por ello, en el segundo tiempo el Tottenham dio un paso al frente en busca de la portería de Alisson que acabó resultando insuficiente. Firmino, que venía de lesión apenas aguantó 57 minutos y tuvo que ser reemplazado por Origi, héroe ante el Barça. Milner, en el 68 tras una gran cabalgada de Mané tuvo la primera clara del segundo acto pero su lanzamiento no encontró portería por poco.

Tras ello, el Tottenham se lanzó hacia la portería de Alisson con un buen Danny Rose pero se acabaría encontrando con el brasileño una y otra vez. Ni las entradas de Lucas Moura y Llorente hicieron que los londinenses batieran al arquero red pese a las constantes llegadas. Al final, el que perdona, lo acaba pagando y Origi cazó un balón suelto dentro del área tras un córner para hacer el segundo en el minuto 88 y acabar con las esperanzas de los Spurs.

En una final que por momentos resultó aburrida, el Liverpool demostró que aprendió de los errores del pasado, fue conservador y aprovechó los errores de su rival en las dos áreas. Las finales se ganan, no se juegan y Klopp al fin aprendió a ganar.

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