El Frente Atlético 'atacó' a los ultras de la Lazio tras el partido: la policía contuvo a los dos bandos

En el fútbol europeo empezamos a tener un problema. La violencia, los insultos, las peleas o los enfrentamientos empiezan a ser habituales en los partidos continentales de Champions, Europa League o Conference. Y la policía empieza a tener serios problemas para retenerlos.

Este miércoles, Madrid se convirtió en un punto caliente para los ultras. El Atlético de Madrid recibía a la Lazio y sus ultras están enemistados. No sólo ello, sino que además, los ultras del equipo italiano están hermanados con el Real Madrid, mientras que los rojiblancos lo están con la Roma. Por ello, la capital estaba en alerta.

Un centenar de integrantes del grupo Irriducibili llegaron a la capital la noche del martes. Durante varias horas, este grupo de ultras de la Lazio estuvo buscando al Frente Atlético por la capital. Apoyados por Ultras Sur, ambos grupos querían encontrar a sus máximos rivales, que tampoco estuvieron solos, pues contaron con el apoyo de Boys Roma.

La Policía detuvo un intento de enfrentamiento tras el Atlético - Lazio

La previa fue muy tranquila. El grupo ultra italiano estuvo en todo momento escoltado por la Policía Nacional desde la Plaza Mayor, punto de encuentro. No se encontraron con el Frente, al que también controló la policía, y llegaron al Cívitas Metropolitano realizando cánticos contra el club rojiblanco.

Pero tras la victoria del Atlético de Madrid (2-0), la cosa pudo ponerse fea. Los primeros en salir fueron todos los aficionados rojiblancos, que se comenzaron a marchar a su casa mientras los hinchas italianos seguían dentro del estadio. Después de unas horas y siguiendo el protocolo de seguridad, la policía escoltó a Irriducibili a las afueras del estadio. Y ahí volvió a aparecer el Frente Atlético.

No hubo ataque por la presencia policial pero la intención de los ultras del equipo madrileño fue meter miedo a los de la Lazio, además de buscar el enfrentamiento en caso de que fuera posible. Sin duda, una lacra que cada día sobra más en nuestro fútbol.