La inmaculada racha de un malagueño en LaLiga que frenó el coronavirus
La eficiencia y la regularidad es una virtud en el mundo del fútbol que no brilla tanto como la habilidad, la potencia o la capacidad goleadora. Sin embargo, jugadores constantes, profesionales y que cumplen como un reloj suizo en su cometido son los preferidos para los entrenadores. Ése es el caso del malagueño Kiko Olivas, jugador del Real Valladolid que estaba teniendo un campeonato inmaculado hasta que el parón por el coronavirus lo frenó de golpe.
Kiko, natural de Antequera (31 años), llegó a debutar en el Málaga CF siendo muy joven y tiene el nada desdeñable honor de ser el jugador de campo que más minutos ha jugado en este campeonato de manera ininterrumpida. El zaguero, fijo para Sergio González, ha disputado todos los minutos de los 27 encuentros de LaLiga Santander. Es decir, un total de 2.430 minutos -según datos de LaLiga-, sin contar evidentemente los de prolongación en cada encuentro, algo que no se registra en las estadísticas. El otro jugador de campo que tiene los mismos registros que el malagueño es el eslovaco Martin Valjent, defensa del RCD Mallorca. El resto son porteros, Masip y David Soria, algo que no es demasiado complicado ya que suele ser un puesto fijo el de la portería.
El zaguero antequerano, además, suma un gol este curso (ver vídeo superior) y salvo lesión no parece que fuera a perderse ningún partido por sanción ya que sólo acumula una tarjeta amarilla en el torneo. El central fue uno de los proyectos interesantes que tenía el Málaga en su cantera años atrás, pero la grave crisis que sufrió el equipo blanquiazul durante su anterior descenso a Segunda lo llevó lejos de tierras malagueñas, concretamente a la cantera del Villarreal CF.
Pasado malaguista y asentamiento en la élite
Kiko debutó en la 2006/07 en Salamanca junto con Alcalá, otro central de gran proyección malaguista que al final también tuvo que emigrar y ahora juega en el Girona FC, rival malaguista en la LaLiga SmartBank. Ambos cumplieron su cometido de dejar la portería a cero y el Málaga consiguió salvar la categoría con apuros para el año siguiente afrontar el ascenso. Su marcha le llevó, además de varios años en el Villarreal, a Córdoba, Sabadell, Girona y Valladolid. Para Kiko fue el inicio de una carrera que ahora encuentra recompensa asentado en la élite.