Jordi Alba 58´,
Gavi 70´,
Raphinha 79´
Planteamiento demencial, partido ridículo
El Sevilla suele perder casi siempre en el Camp Nou ante el Barcelona. No gana desde hace más de 20 años de hecho. Pero el que hemos contado este domingo quizás haya sido uno de los encuentros en el que más lejos ha estado de ganar. Jorge Sampaoli, entrenador nervionense, tendría quizás una iluminación en la previa, pero desde luego llevado a la realidad el fiasco fue de órdago. El plan del argentino fue netamente ridículo, impropio. No hay más definiciones exactas. Lo fue de inicio, planteando un cerrojazo de época cuando el equipo venía creciendo ofensivamente en los últimos partidos, y se superó tras el descanso con episodios realmente ridículos que acabaron con un varapalo en forma de goles. Lo de Rakitic, posiblemente el jugador con menos arranque, menos velocidad al espacio de todo el equipo, de delantero centro no cabe más que etiquetarlo como demencial. Y el resultado, ridículo. Lo del cambio de sistema a través de un mensaje en un papel a Jordán en pleno partido, corrigiendo los jugadores sus posiciones en pleno partido sin saber dónde colocarse muchos de ellos, lo iguala. El Sevilla venía de hacer un 9 de 12 puntos en los últimos cuatro partidos. Venía de hacer buenos partidos, de competir más que dignamente, de crecer sobre todo ofensivamente en los partidos, sumando ocasiones, sumando llegadas, sumando juego ofensivo. Y resulta que Sampaoli cambió el paso en su plan en el Camp Nou para plantear un partido exageradamente defensivo, acumulando jugadores atrás y casi dejando sin salida a su equipo. Ya tenía poca en la primera mitad, pero en la segunda desapareció el juego en campo contrario mientras el partido tuvo vida. Realmente, analizar la poca salida del Sevilla, el poco juego ofensivo nervionense con Rakitic de punta apunta, valga la redundancia, a Sampaoli por su planteamiento. Anuló los fuertes de su propio equipo, desactivando la participación de Bryan, que hizo lo que pudo el chaval, y ahogando a un negado Lamela, que no dio una. No menos extraño fue colocar durante muchos minutos a Jordán casi como hombre libre o tercer central. Los jugadores sevillistas hubo minutos que no sabían en qué posición jugaban, dónde colocarse. Ya pasó en Vitoria ante el Alavés en la Copa. Y claro, con ese desajuste, con ese planteamiento tan defensivo ante el Barcelona, sin intimidar, sin querer ni poder salir de la cueva, los goles, acabaron por caer. Uno, dos, tres, desajustes con los cambios, espacios sin ocupar, y desaparecidos en ataque. El primer remate a portería llegó en el 87, de Ocampos en un córner. Sampaoli ya tiene refuerzos, ya tiene jugadores, ya tiene efectivos recuperados. Ahora cabe esperar que los sepa manejar dignamente y deje para las memorias de noches negras este partido ridículo y vergonzante ante el Barcelona.
