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Sevilla volvió a ser Tierra Santa

Expandir v
El periodista no es noticia

Como ya sucediera en la última Liga que tiene el Valencia CF en sus vitrinas, Sevilla volvió a ser tierra santa. El conjunto de Mestalla sufrió pero ganó, supo aprovechar sus virtudes y se llevó tres puntos de oro en un Sevilla-Valencia como todos los últimos: apasionante, disputado y, por momentos, duro. El equipo, fiel a su filosofía, cedió el balón a su rival y, a la contra, logró de penalti el único gol del encuentro gracias a otro lanzamiento magistral de Dani Parejo. La victoria, además de permitir a los de Marcelino superar al Sevilla en la tabla (ya son sextos) y tienen la Champions más cerca que nunca: a tres puntos.

En un duelo en el que a ninguno de los dos equipos les gusta tener demasiado tiempo el balón en su poder fue el Sevilla el que empezó llevando el peso del juego. Amadou, un mediocentro con mucho recorrido pero con poca calidad, fue el que descontroló el sistema defensivo de un Valencia que, agazapado atrás, se encontraba cómodo.

Así, saliendo a la contra, el Valencia CF empezó a acumular ocasiones a partir del primer cuarto de hora. Guedes forzó una falta en la frontal que Parejo tiró mal y Carlos Soler dibujó dos caños, un gran centro y una gran asistencia que Gameiro malogró. El Valencia olía el gol y Parejo, tirándose en plancha, pudo lograrlo tras una recuperación en campo del Sevilla y un centro de Gameiro. Un leve toque de la defensa andaluza impidió que el capitán empujara un gol cantado.

El Valencia ponía las ocasiones y el Sevilla las llegadas. Al descanso Neto había detenido cuatro balones, pero lo justo es que los de Marcelino mandaran en el marcador como así lo hicieron gracias al gol de Parejo desde los once metros. Nadie dudaba de la falta clara de Banega sobre Gayà que, en el último minuto de la primera mitad, propició el 0-1 con el que se llegó al descanso.

Gabriel despeja un balón. (Foto: Kiko Hurtado)

Tras el descanso, Marcelino sentó a Guedes y sacó a Cheryshev. La banda derecha del Sevilla con Navas y Banega era una tentación y el técnico asturiano quería explotarlo. Caparrós, por su parte, se dio cuenta y desplazó al exvalencianista al centro y sacó a Franco Vázquez en el costado.

Como en la primera parte, el Sevilla salió lanzado y volcado en pos de un gol que igualara la contienda. Eran momentos de agobio para los valencianistas que defendían como gato panza arriba el tesoro cosechado. Además, de vez en cuando, sacaban las garras para recordar que no estaban muertos. Así, un trallazo de Gameiro en el 54 se estrelló en el larguero de la meta después de que la desviara el canterano Javi Díaz, hoy titular por la ausencia de los dos cancerberos titulares.

Eran espejismos, fogonazos, porque la realidad es que el Sevilla dominó y embotelló al Valencia en la segunda mitad. Por eso, Marcelino sacó a Santi Mina y Ferran Torres por Gameiro y Carlos Soler. Buscaba el asturiano aire fresco y quitarse de encima el agobio, pero fue en vano. Hasta el final el Sevilla siguió creando ocasiones y el Valencia apretando los dientes y sufriendo. De hecho, el VAR revisó un posible penalti (que no era) de Gayà sobre Gonalons en el 93 y el colegiado anuló de forma justa un gol por fuera de juego del Sevilla en el 94.

Cualquier esfuerzo, eso sí, mereció la pena, pues Sevilla, el Sánchez Pizjuán volvió ser tierra santa para el Valencia

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