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Las cinco horas mágicas de la afición del Valencia CF

Expandir v
Francisco Ortí / Álex López

La locura se desató al final de los noventa minutos. La afición y los jugadores celebraron a lo grande el pase a la final de Copa del Rey en Mestalla. En el balcón los héroes, en la calle, la hinchada. No todos los días se llega a una final. En el caso del Valencia CF, el club ha tardado once años en repetirlo. Es, sin duda, un período demasiado largo para una entidad como esta y jugadores y afición así lo entendieron.

La celebración empezó dentro de estadio, en el césped.

Rápidamente se trasladó al balcón, donde ya se celebró el pase a semifinales, y donde afición y jugadores han vivido tantas y tantas noches europeas. Arriba los futbolistas y el cuerpo técnico, abajo los entregados aficionados coreando nombres y cánticos. Fue épico, mágico, especial, difícilmente explicable, como cada vez que uno se adentra en el plano de las emociones.

Hubo champán desde el balcón

Y ovaciones para muchos, como por ejemplo para Gayà.

Hasta Marcelino tuvo su momento de gloria.

También hubo momentos para el himno regional.

Para Parejo hubo petición de selección aprovechando que Luis Enrique estaba en Mestalla.

Desde dos horas antes

El estallido final de alegría incontenida llevaba gestándose once años pero, de forma especial, desde dos horas antes del comienzo del duelo, cuando la afición del Valencia CF dio una nueva lección de animación con el recibimiento de los equipos.  Los miles de aficionados acudieron al llamamiento de la Curva Nord, principal grupo de animación del Valencia CF, se mostraron enfervorecidos y no faltaron a la cita con la historia.

Dentro los valencianistas llevaron en volandas a los suyos desde instantes antes del pitido inicial, cuando las gradas lucieron un espectacular tifo que engalanó la grada con motivo del partido de la década. En la Tribuna de la Mar, en frente de la Tribuna, se formó con cartulinas doradas la palabra "VOLEM" (queremos) junto a un dibujo del trofeo de la Copa del Rey (Volem la Copa), sobre un fondo blanco; mientras que tras las porterías se formó en una el año de creación del club (1919) y en la otra el actual, ambas junto a un murciélago todo en dorado sobre un fondo negro y todo rodeado por 30.000 banderas naranjas que dieron un colorido espectacular al estadio.

Once años esperando una final eran muchísimos más de los que un club como el Valencia CF se puede permitir y por eso al final se celebró como tocaba.

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