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Momento de recapacitar

Monchi, con Lopetegui (Foto: Kiko Hurtado).

El Sevilla pasa por su peor periodo de la temporada. Tras quedar apeado de la Copa de forma inimaginable en Miranda de Ebro, sumar un irrisorio empate ante el Alavés en Nervión y regalar la victoria al colista (ahora ya resucitado), el conjunto dirigido por Julen Lopetegui ha entrado en un embudo peligroso. Si desde el club gusta incidir en la ambiciosa idea de que cada derrota es una crisis, el Sevilla está envuelta en una muy alarmante.

Los resultados no son el único síntoma preocupante del Sevilla. Al fin y al cabo, en el fútbol se gana o se pierde. Son las sensaciones las que engrandecen el clima enrarecido que se ha generado en torno al equipo y, más concretamente, en torno al técnico vasco.

Lo recalcitrante es que esta tendencia no coge de nuevas a la afición rojiblanca. Son ya varias las temporadas en las que el equipo entra en un hoyo cuando arranca el año nuevo. El desenlace con entrenadores anteriores es más que sabido. La duda es ahora saber si Lopetegui seguirá por el mismo camino o buscará un atajo con final feliz.

Por el bien del Sevilla -y por el suyo propio,- debería huir del precipicio por el que pasea. El club tiene marcado muy claro cuál es su objetivo y el fracaso del mismo no debe ni tan siquiera plantearse. A pesar de que ciertos sectores de la grada ya piensan en el declive, estoy convencido que en el seno del club no lo tienen como opción.

Poco o muy poco queda del Sevilla fiable, seguro y poderoso que comenzó la temporada. La plantilla ha perdido su seña. Ni fiabilidad, ni seguridad ni poderío. Esta extraña mutación llega en una fase del curso clave y, de momento, ya ha costado una competición y la plaza Champions. La caída solo puede frenarse con serenidad y cabeza. Es hora de recapacitar, reorientar las cartas de navegación y recuperar la máxima ambición. El hambre es algo que jamás debe ignorarse. La temporada está en juego.

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