Borja Iglesias y la anécdota de cómo conoció a su novia cuando era blanquillo

Si hay un futbolista que marcó la diferencia en el Real Zaragoza en el último curso, ese fue, sin duda, Borja Iglesias. El delantero gallego dejó una huella imborrable en el club aragonés y el equipo blanquillo y la ciudad hicieron lo propio en él.

El atacante, que ahora milita en el Espanyol, ha reconocido en El Transistor de Onda Cero que es un gran amante del fútbol: "Aprovechando que el aeropuerto de Santiago era el que más tarde cerraba, después de que jugaran los equipos de Primera en Balaídos y Riazor, íbamos para ver a los jugadores. Me acompañaban mi padre, mi madre y mi amigo Emilio entre los 7 y 10 años".

Haciendo un repaso por su trayectoria, el goleador recuerda que "Llego al Celta en Segunda B, soy el máximo goleador histórico del filial hasta que me fui a Zaragoza cedido porque no había sitio para mí. No lo llevo clavado porque me fue muy bien en Zaragoza, contento y feliz, pero yo tenía la ilusión de estar en el Celta".

En Zaragoza le fue bien en todos los sentidos, como él mismo reconoce, pues aquí conoció a su pareja. "Jugué un viernes contra la Cultural Leonesa y uno de mis amigos raperos tenía concierto y me invitó, y allí la conocí".

"No sabía que yo era futbolista, pero finalmente conecté muy bien con ella", reconoce el atacante compostelano.

Entre las anécdotas de Borja, explica cómo su novia no sabía que él era futbolista cuando ambos se conocieron. "Ella le preguntó a su amiga que quién era yo y ella dijo 'pero si llevamos toda la cena hablando de su partido y de que no metía gol'".

Desgranando su lado más personal, el delantero explica que "mis padres son técnicos ortopédicos los dos, tuve de pequeño plantillas porque tenía los pies planos y todo bien".