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Roger es devorado por su propia ilusión

Ángel Velasco B.

Roger Martí apostó mucho durante el pasado mercado invernal por llegar al Real Valladolid. El delantero valenciano llegó a rechazar a tres equipos importantes de Segunda división por regresar al Estadio José Zorrilla. Su ilusión por ascender con el equipo pucelano a Primera y, también, por devolver al entorno blanquivioleta parte del cariño que le dieron durante los meses en los que estuvo lesionado fueron capitales para firmar un regreso que ahora le está siendo muy duro y contraproducente para su rendimiento.

 

Exigido = Presionado

En los últimos tres encuentros, las dos derrotas fuera de casa ante Mirandes (4-1) y Leganés (4-0) y en el empate ante Almería (1-1), se ha visto a un Roger Martí menos activo que en otras jornadas. Ha estado desaparecido. No ha entrado en juego y no ha sido determinante en funciones ofensivas, en una versión presionada, exigida y con poca respuesta del valenciano. Esa presión que se ha puesto para ayudar al equipo le ha devorado
Su propia exigencia es tal ante esta segunda cesión que el jugador parece haber estado superado en los últimos encuentros. No ha conseguido responder como se esperaba de él y el equipo lo ha notado. El Real Valladolid no ha tenido referencia ni goleador y el resultado ha sido un punto de nueve posibles y dos goles en 270 minutos. Además de por la poca, o nula, sensación de peligro generada, Roger Martí ha dejado en sus tres últimos partidos estadísticas muy negativas. 
En ellos, el '23' pucelano solo ha generado dos disparos a puerta. Mientras en Butarque no probó a Serantes, solo el disparo en Anduva generó algo de peligro a la meta rival. Su nivel de juego no ha estado a la altura y lo afirma el poco acierto con balón. En estos tres partidos, el punta solo ha acertado el 61% de los pases. Realizando cinco recuperaciones y recibiendo solamente cuatro faltas, la intervención de Roger en el juego fue pobre. El jugador, autor de cinco goles desde su regreso, está frustrado hasta el punto de estar al borde de la suspensión. Sus cuatro amonestaciones muestran el mal momento que vive un jugador capital y que actúa intensamente en todos los partidos y más si son con el Real Valladolid.
El Pucela es un equipo con el que siente que tiene una deuda pendiente por la espina clavada de su lesión de la temporada pasada y el no ascenso del Pucela. Ahora, tal ilusión le tiene bloqueado y ante la dura situación que vive el Pucela, Roger se comienza a ahogar entre la presión y la necesidad imperiosa que tiene de ayudar al Real Valladolid y su afición a superar este momento tan duro.

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