Oviedo vive una noche mágica tras sellar su ascenso a Primera División 24 años después. El Carlos Tartiere fue el epicentro de una celebración que comenzó incluso antes del pitido inicial y se extendió por toda la ciudad. Tras el partido, Fede Viñas, uno de los protagonistas del equipo, habló con humildad y emoción: celebró con la afición, pero no se olvidó del rival.
El Real Oviedo volvió a Primera y la ciudad entera estalló de júbilo. Más de 30.000 personas llenaron el estadio Carlos Tartiere y otras miles acompañaron desde las calles. Desde horas antes del encuentro, los alrededores del estadio se tiñeron de azul con bufandas, banderas y cánticos que no cesaron ni un segundo. “Hoy Oviedo no duerme, se lo merece mucho”, expresó Viñas, aún con la adrenalina del partido.
El delantero uruguayo destacó también el esfuerzo colectivo del equipo y la conexión con la grada: “La gente esperó este momento. El año pasado se quedaron a punto y hoy se dio”. El ascenso no solo representa un logro deportivo, sino también emocional, después de años de lucha en el fútbol de plata.
En medio de la celebración, Viñas quiso lanzar un mensaje de respeto al Mirandés. “Sabíamos que no iba a ser fácil, por algo estaban en la final. Felicitarlos”, afirmó. El conjunto burgalés fue un rival duro durante toda la eliminatoria, que se decidió por detalles y con mucha tensión.
El gesto del jugador oviedista fue bien recibido, demostrando que la deportividad también tiene lugar en noches históricas como esta. Oviedo celebra, pero reconoce el valor de quienes estuvieron al otro lado.
Un crack el uruguayo