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Se cayó del alambre

Carlos Hernández en una acción del partido ante el Málaga
Borja García

El Real Oviedo cayó derrotado con estrépito en La Rosaleda ante el Málaga en uno de los peores partidos de la temporada para los azules. El encuentro se presentaba como un partido decisivo en el que sumar la victoria catapultaba al equipo hacia arriba y en el que una derrota prácticamente enterraba las opciones. En esa tesitura, el conjunto azul no supo manejarse, en un partido en el que estuvo durante más de la mitad del mismo con un hombre más que su rival sobre el terreno de juego, pero en el que echó en falta argumentos.

Pese a la apuesta por el 4-4-2, definida claramente desde la llegada de Sergio Egea, el Real Oviedo apenas generó ocasiones ante el Málaga. El conjunto azul no era capaz de fabricar juego ofensivo, ni mediante las acciones combinativas desde la zona de mediocentros, ni mediante las llegadas por las bandas, con los extremos faltos de chispa. Joselu e Ibrahima Baldé estuvieron desasistidos y no fueron capaces de ser certeros las pocas veces que el balón rondaba el área del Málaga.

El conjunto azul se agarró a Ontiveros mientras que el Oviedo echaba de menos una referencia a la que buscar, algo que ya ha sucedido en más ocasiones a lo largo de la temporada. Con un hombre más, el guion del partido no cambió, y el Málaga siguió mandando, anotando incluso dos tantos en inferioridad. En el descanso no llegaron soluciones, y tampoco desde los cambios, que no arreglaron el problema ofensivo.

Las opciones quedan prácticamente enterradas, con 12 puntos en juego y estando a cinco puntos del play off. Unas opciones que se podrían ver con un mínimo de esperanza si el partido de ayer hubiera transcurrido por otro cauce, pero que el resultado y, sobre todo las sensaciones, han reducido a mínimos.

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