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Sergio Canales y el duro

Carlos del Barco - EFE

El centrocampista Sergio Canales, omnipresente en esfuerzo físico y despliegue de clase en la victoria del Real Betis ante el Almería (2-3), lo ha vuelto a hacer cuando los arúspices de las tripas del vestuario bético le atribuían bajones y crisis de juego por la sencilla razón de que el cántabro es de los que pueden cambiar el duro porque lo tienen.

El futbolista santanderino es talento en estado puro y, además de estar en los tres goles béticos en el Power Horse Stadium, se entretuvo en dejar jugadas para la videoteca de las escuelas de fútbol como sus controles en el segundo gol bético y otro anterior que le sacó el portero almeriense Fernando con el pie.

Antes de su obra de arte, Sergio Canales fue también el artífice de la jugada del gol de Rodri Sánchez que abrió la lata para los del chileno Manuel Pellegrini y fue Rodri el que le puso una de las jugadas de las que se contabilizan como asistencia porque, en puridad, fue un pase de gol para el de Santander.

Canales y sus sensaciones

Claro que para acabara en las redes del Almería, Canales miró el hueco, esperó el balón bajando, lo acomodó con el pecho y, en pura delicia futbolística, lo puso sutilmente con una vaselina por encima del portero almeriense en lo que el Betis califica de 'Howarts legacy', en referencia a la magia del cántabro y su palalelismo con Harry Potter.

Llegaba el Betis a Almería en un bache de resultados que nadie negaba y, por vez primera en la temporada, fuera de puestos europeos y había quien no se recataba en hacer corresponsable de esta situación a uno de los pesos pesados de los de Pellegrini, quien no escatimaba el despliegue físico aunque no le salía lo suyo.

El propio Canales reconoció tras su exhibición que se va "encontrando mejor" y que en las temporadas se pasan "muchas fases" y que ahora se encuentra "muy bien", indicativo todo de que hay altibajos pero que el de Santander siempre le pillan corriendo, desplegando como la base de lo que sólo le sale a jugadores como él.

Canales ejecuta el remate del gol (Foto: LaLiga)

Dieciocho partidos, 1.460 minutos, tres goles, la primera expulsión de su carrera en el antiguo Carranza y el runrún de que no estaba en su mejor momento, hasta que sacó la chistera de los elegidos para devolver al Betis a los puestos europeos y la confianza a los descreídos, a los hombre de poca fe.

Lo del duro es axioma taurino aplicable a todas las facetas de la creación y hace referencia a que sólo puede tornar las lanzas en cañas quien tiene capacidad para hacerlo o, de otra manera, que es metafísicamente imposible que a un tuercebotas le salga un control, un pase o una vaselina como una yema de San Leandro.

Aunque haya muchas generaciones, entre ellas todas las que sólo han pagado en euros, que no sepan lo que es una peseta, ni un duro, que eran cinco, queda en el imaginario de otras muchas el poso del saber que en materia artística sólo pueden explayarse y darle la vuelta a la tortilla el que tienen el don, el duro.

Números del cántabro

Y la base ha sido su estajanovismo, el no bajar nunca los brazos pese a que había días que no salían las cosas y el estar siempre, como ha hecho durante una carrera en la que ya roza los cuatrocientos partidos en Primera División (397), junto a los 50 de Copa del Rey, 36 de Liga Europa y ocho de la de Campeones, entre otros muchos.

Esta temporada ha tenido de todo para el cántabro, desde quedarse a las puertas del Mundial de Catar, hasta ser expulsado por vez primera en una trayectoria inmaculada, tesonera, sacrificada y, sobre todas esas cosas, marcada por un talento al alcance de elegidos.

Sergio Canales, que cumplirá 32 años el próximo jueves, lo juega casi todo desde que llegó al Betis en el verano de 2018 después de cinco años en la Real Sociedad, una década en la que, a base de un cuidado físico extenuante para cualquier mortal, incluida la dieta, ha sacado a relucir todo lo mejor de un futbolista distinto.

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