De estadio mundialista a prisión

Una de las sedes más polémicas del Mundial de Brasil fue el estadio Arena Amazoia de Manaos, enclavado en el corazón de la selva amazónica. En él se jugaron cuatro encuentros de la fase de grupos: Inglaterra-Italia, Camerún-Croacia, Estados Unidos-Portugal y Honduras-Suiza.

El problema viene ahora, y es que en la zona no hay ningún equipo de la máxima categoría y, en principio, el estadio se ha quedado sin uso tras la celebración de la cita mundialista. Los clubes de la liga amazónica, de hecho, registran una media de sólo 500 espectadores por partido.
La opción de futuro que cobra más fuerza es que el estadio se convierta en una prisión. Nada más y nada menos.
El estadio, con una capacidad para 42.000 espectadores y que tuvo un coste de casi 300 millones de dólares, pasará a convertirse en una de las cárceles más grandes del país.
“No veo otro lugar mejor, así sea temporal, para recibir a los detenidos de Manaos. Hasta que el estado resuelva el problema, construyendo nuevas prisiones, que utilice los espacios ociosos“, afirmó Sabino Marques, presidente del grupo de seguimiento de prisiones de Amazonas, en el diario Folha.