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Quiero ser como Genaro, no quiero ser como Beckham

Genaro Rodríguez, en el partido ante el Antequera. (Foto: MCF)
Alberto Fuentes

Genaro estará sentado en el sofá con los pies encima de la mesa y la taza de café sin recoger y la casa sin barrer. Le da igual. Es muy probable que ahora vaya por la vida con la seguridad de vivir siendo despistado en Japón, donde hay una cultura de tal extrema honestidad y buenismo ciudadano que puedes olvidarte una cartera llena de dinero en el metro y es seguro que la recuperarás hasta con más billetes dentro, por el disgusto. Genaro esta mañana habrá sonreído al vecino que no aguanta, acompañado a una anciana a cruzar la calle y luego le habrá llevado las bolsas de la compra.

Genaro no está casado con la pija de las Spice Girls, no se cambia de peinado, ni fue galáctico en el Real Madrid, ni se hizo legendario en el Manchester United y ni mucho menos se convirtió en un icono de la moda y del fútbol -en ese orden-. Ese es David Beckham, quien, por cierto, en su documental de Netflix cuenta cómo pasó de héroe a villano por una jugada que le cambió la vida.

Fue expulsado en octavos de final del Mundial 1998 por soltar una coz al Cholo Simeone en una acción que no hubiera sido roja con VAR. Ese día, Inglaterra cayó en los penaltis y el peso de la derrota aplastó a Becks, que fue víctima de una carnicería mediática en su país hasta que, tres años y pico después, marcó el mítico gol de falta contra Grecia en el minuto 93 para clasificar al Mundial 2002.

A Genaro lo detestaban en el Málaga cuando acababa la temporada 2022/23, más aún cuando se confirmó el descenso. Era el chivo expiatorio de los problemas sobre el césped. El muñeco vudú de gran parte de los aficionados más frustrados con la dinámica de su equipo. Aunque pocos indultos hubo y tan solo unos pocos nombres se salvaron de la quema. "Es el peor futbolista que ha pasado por La Rosaleda en años" o "es malísimo y no parece ni jugador profesional" son comentarios que se escucharon y leyeron hace tan solo unos meses.

Será del gusto de todos o de nadie, de muchos o unos pocos, pero en la vida todos estaremos más cerca de Genaro que de Beckham. Del fracaso y la oportunidad de remendarlo.

Un cántico retumbó en La Rosaleda en el último partido en Segunda: "Genaro, cabrón, la puta de Nervión". Su pasado en el Sevilla fue un argumento perfecto para acrecentar el linchamiento, un acto clásico en esta sociedad de la cancelación que en el fútbol se multiplica. La vida del futbolista en el Málaga CF es una trituradora, basta con hacer dos o tres partidos malos y una expulsión en el peor momento (la suya lo fue en el inolvidable 0-1 ante el Racing, clave para el descenso) para ser cancelado.

Pero Sergio Pellicer y la directiva, viendo que tenía aún un año de contrato y que podía encajar en el puesto de pivote destructor, le propusieron que se quedara y aceptara el reto de limpiar su nombre en el barro de Primera Federación.

Pellicer, la oportunidad y el perdón

Llegó el verano, el cambio estructural de la plantilla y la noticia impopular: ¡Genaro se queda! Pellicer explicó esta decisión: "Yo he hablado con él. En el mundo del fútbol ya sabemos que estar arriba o estar abajo cambia rápido y depende mucho de lo que hagas. Él es consciente de los errores que ha cometido. Lo veo convencido, tiene mucha personalidad. Genaro va a ser un soldado más. Desde mi humilde opinión, con Genaro creo que se ha sido injusto". 

Cuatro meses después, Genaro celebró un gol de llegador en el derbi que el Málaga ganó en Antequera y lo hizo con trazas del Hey Jude!, como poseído por el espíritu del todocampista Bellingham, goleador del Real. Para ElDesmarque fue el mejor del partido, quizá el más completo de Genaro con la blanquiazul. Esta temporada es capitán, un peso pesado en el vestuario y lo ha jugado todo: diez de diez jornadas, ocho como titular y con dos goles en su haber.

Entonces, aquella falta de Becks en el 93 contra Grecia fue el punto de inflexión para un perdón colectivo. No sabemos si el gol y la actuación del centrocampista de Gerena será algo parecido. Pero a Genaro ya no le insultan ni le dedican cánticos obscenos, porque Genaro es un soldado más que ayuda a ganar batallas enfangadas en Primera Federación, porque Genaro hace poco vivía en los pensamientos cabizbajos de un domingo por la tarde y ahora es el hambre de un juernes, la sonrisa de un viernes noche y la fiabilidad de un sábado.

Genaro Rodríguez, capitán en el partido ante el Antequera en El Maulí. (Foto: MCF)

'Quiero ser como Beckham' es una película de 2002 que cuenta la historia de una chica india que quiere seguir los pasos de su ídolo en una familia que le pone obstáculos en ello. Genaro tocó fondo, fue valiente y ahora, como dijo tras el partido en El Maulí, está en su "mejor momento en el Málaga".

Recogió el testigo de una oportunidad, trabajó en silencio y se mantuvo al margen de la lupa de todos los que veían su continuidad como una decisión errónea. "Para mí es un reto. La presión bien gestionada es un aliciente", dijo en su primera aparición pública este año.

Su fuerza mental. El carácter. El amor propio. La resiliencia. La valentía de salir ahí afuera y florecer entre las malas hierbas. Personalmente, lo veía válido para Primera Federación, pero dudaba mucho de su capacidad mental para volver a dar el nivel. De forma admirable, lo ha conseguido.

Será del gusto de todos o de nadie, de muchos o unos pocos, pero en la vida todos estaremos más cerca de Genaro que de Beckham. Del fracaso sin los focos y de la oportunidad de remendarlo. De convertir descalificaciones e insultos en elogios. Del maravilloso placer de callar bocas. Por eso yo no quiero ser como Beckham, yo quiero ser como Genaro.

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  1. Uno con memoria

    No nos vengamos arriba con Genaro, lo que ha demostrado es que es un futbolista de primera RFEF, ese es su nivel. Segunda le queda grande y le seguirá quedando

  2. DIEGO BOKERON OJEN

    Genaro redimido, desde ya uno más de los nuestros. Callando bocas. Vamos Málaga.