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Definiendo el estilo: del boceto al libreto

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Tras el boceto llega el libreto. Con la plantilla final ya sobre la mesa y la persiana del mercado de fichajes cerrada, toca conjuntar un equipo y dotarlo de un estilo. Es la misión y la obsesión de Sergio Pellicer: crear unos automatismos que hagan a su grupo reconocible dentro una paleta trabajada de sistemas. Conferir al Málaga de una identidad colectiva propia. Eso lo da el tiempo, las probaturas en los entrenamientos y, sobre todo, los partidos: crecer compitiendo. Las líneas maestras que se pretenden instaurar desde el cuerpo técnico están muy marcadas en la pizarra del vestuario, pero, aunque la competición no ofrece tregua alguna, hay que dar cierto margen de cocción a un equipo que se lleva construyendo sobre la marcha desde su génesis.

Ante Las Palmas se vio a un Málaga CF muy alejado de lo que se pretende, sin recursos ni capacidad individual ni colectiva para crear peligro ante un rival con uno menos. Los blanquiazules no hicieron valer su superioridad numérica para generar ocasiones ni en juego combinativo ni en fútbol directo ni a balón parado. Sobre el papel, Pellicer cuenta con jugadores para producir goles desde cualquiera de estas facetas, pero lo cierto es que a día de hoy sólo el Albacete tiene peor coeficiente realizador que el Málaga en este arranque. Dos tantos en cinco partidos es un bagaje paupérrimo, agravado por los pocos disparos que se hacen sobre el marco rival (menos de dos por partido). Lo único positivo de este déficit: la efectividad. Una virtud traicionera, pero que ha hecho coleccionar siete puntos que mantienen al Málaga en una zona tranquila. Todo lo que sea sumar es bueno, para la tabla aunque sean piedras...

Pellicer, en el banquillo durante el Málaga-Las Palmas (Foto: LaLiga).

De este modo, el atajo más práctico para conseguir puntos es dejando la portería a cero, algo que se ha logrado en los tres partidos en los que se ha sumado (el Málaga está imbatido aún en La Rosaleda). La solidez y la solidaridad defensiva son dos de los puntos básicos en ese libreto de Pellicer, en el que también está el ritmo alto en la presión, las transiciones rápidas, la verticalidad, el dinamismo ofensivo en ataques posicionales… Básicamente, y como reconoció el propio técnico en la rueda de prensa, todo lo que el Málaga no tuvo ofensivamente ante Las Palmas. Y no porque el de Nules no lo intentara, ya que trató varias veces de reajustar las piezas y mover el tablero para ganarle la partida a Mel. Hay un dato muy significativo en ese sentido, y es que Pellicer ha empleado hasta la fecha a 26 jugadores diferentes (sólo Dani Barrio, Juande y Escassi han jugado los 450 minutos oficiales).

Las líneas maestras del nuevo Málaga están aún definiéndose y con tachones (hasta el mejor escribano echa un borrón) pero el cuerpo técnico blanquiazul confía en que los jugadores asimilen pronto su libreto y ofrezcan sus mejores versiones individuales para un bien colectivo común. “Tenemos que ser un equipo muy parecido al de antes del COVID”, señaló Pellicer ayer domingo. Con todo, conviene no moverse por extremos y saber interpretar la realidad actual del club, apuntada de forma gráfica por Manolo Gaspar la pasada semana: “No somos ni el Dream Team ni tampoco el Pedregalejo”.

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