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Manolo, compromiso y fe: la historia del taco número 13

El taco número 13 de Manolo Gaspar.

Fue un 16 de julio insólito en las calles de El Palo. El coronavirus también se llevó por delante la procesión de la Virgen del Carmen en el barrio marinero malagueño. En la Parroquia de las Angustias se derramaron lágrimas y los fieles, tras esperar cola, se tuvieron que conformar con ver a la Virgen en el interior del templo. No faltó a su cita anual con su medalla, y esta vez con su mascarilla, el director deportivo del Málaga CF Manolo Gaspar. En su brazos su hijo pequeño, un Mini-Manolo; y a su vera vestido de marengo su padre, Paco, que se recupera de un pequeño susto. La fe, como ocurre con el fútbol en general y con el Málaga en particular, se hereda de padres a hijos. Y así es en esta tradicional familia paleña y malaguista.

En las plegarias íntimas entre los Gaspar y la Reina de los Mares no debieron de faltar las oraciones para la salvación del Málaga. Justo un día después el equipo blanquiazul se jugaba la vida en otro templo, La Rosaleda. Manolo se mojó los pies en la playa frente al Icet para seguir con la tradición y se marchó a casa sin dejar de pensar en el Alcorcón. Tenía un ‘plan B’ el ejecutivo malaguista por si las peticiones fallaban: su taco de la suerte con el número 13, que hasta entonces había mostrado un efecto infalible.

Se trata de un taco de aluminio descarrilado de una bota de fútbol que apareció por casualidad en los días previos a la visita al Lugo en una esquina del campo de La Rosaleda. El mismo mide 13 milímetros, de ahí su número. Una cifra asociada en términos deportivos a la mala suerte, pero que ha tenido poderes contrarios en la vida de Manolo. Su primer contrato profesional lo firmó un día 13, su carné de camión (el más difícil de todos) lo aprobó el mismo día, la M es la letra número 13 de abecedario… Tanto le dio el 13 que se lo tatuó en la pierna desafiando al infortunio presupuesto. Por eso, cuando se tropezó con el taco mientras hablaba por teléfono no lo entendió como una casualidad. Era una señal.

El taco apareció en La Rosaleda.

Desde entonces el taco ha acompañado a Manolo Gaspar como el más valioso de los amuletos. Quienes lo sigan en las redes sociales sabrán de lo que le hablamos porque el director deportivo blanquiazul ha ido enseñándolo en diferentes escenarios y viajes con el equipo desde que se lo encontró. Siempre tras un resultado positivo del Málaga. Mostrar el taco número 13 se había convertido en un ritual, como el de acompañar a la Virgen del Carmen los 16 de julio. Y su efecto ha sido casi pleno, ya que desde su hallazgo sólo el Sporting ha roto un sortilegio que todos esperan que siga teniendo vigencia después del verano. La superstición ya va en cada uno, como la tradición y el malaguismo.

El taco, en diferentes escenarios: oficinas, campos rivales y palco.

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