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Basti ya es una saga

Basti, padre e hijo; y el pequeño firmando su primer contrato con el Málaga.

A Sebastián Fernández sénior no le caben las palabras en la frase. Hierve orgullo de padre. Cuenta que cuando su hijo Sebastián Fernández júnior firmó su primer contrato con el Málaga CF este miércoles lo primero que hizo fue ir a las Cuevas de El Palo a abrazar a sus abuelos. Manuel Fernández y Carmen Reyes, casi nonagenarios, estaban emocionados. Manuel recordaba cuando a finales de los 80 llevaba a diario a su hijo al San Félix a que rompiera las botas marcando goles. Años después, su nieto, el más pequeño de los Basti, vestirá de blanquiazul la próxima temporada para jugar con el infantil de segundo año del Málaga. Son días de palmas y felicidad en El Palo. La saga continúa en Martiricos.

El pequeño Basti pensaba que era una broma cuando su padre se lo dijo. En sus genes no sólo alberga el talento y los goles. También la inocencia. Y eso que el niño, de 12 años, ya se sabía seguido por el Málaga desde que estaba en los benjamines de El Palo. Ha acudido a torneos de captación con la blanquiazul en Lleida o Alicante, cada vez que se enfrentaba a ellos le marcaba, y un partido reciente de captación para niños nacidos en 2007 en el Anexo generó un consenso entre los responsables de La Academia: ‘Mini Basti’ era carne de Rosaleda. Representa lo que Duda y Manolo explicaban días atrás: talento local que quiere jugar en el Málaga porque se siente de aquí. “Te lo has ganado”, le dijeron cuando descubría lo que había más adentro del ‘bienvenidos’ de Martiricos. Lo de fuera lo lleva viendo desde casi la incubadora porque es socio desde que tiene uso de balón, como decía Manuel Alcántara.

La historia del pequeño Basti recuerda a la de su padre, que comenzó a construir su leyenda un par de años más mayor pero con denominadores comunes. Juanito lo fichó para el Málaga en un torneo de infantiles y lo mantuvo integrado en el club a pesar de romperse justo después la tibia y el peroné. Tuvo ojo y paciencia el genio de Fuengirola con su homónimo de El Palo. Y la jugada le salió bien porque Basti, tras recuperarse plenamente en las manos de Mayorga y Souviron bajo el amparo de la entidad, la rompió después con el San Félix, Pepe Sánchez lo subió al filial y luego Ben Barek lo hizo debutar con el primer equipo cuando todavía no tenía edad ni para conducir. El resto es historia. Leyenda.

Su sucesor no es un delantero centro tan puro, aunque ha liderado los rankings de goleadores de las diferentes categorías en las que ha jugado hasta que Keko, su entrenador en el Puerto Malagueño, lo reubicó con acierto en la banda izquierda para aprovechar sus diagonales a pie cambiado. De físico liviano, cuentan que es rápido, habilidoso y con buen ‘dible’, como decimos en Málaga sin miedo a equivocarnos. Es un Basti de pequeñas dimensiones, con mucho que crecer, aprender y disfrutar, pero con unas dotes futbolísticas y unos valores blanquiazules de fábrica que lo han empujado al Málaga. Sí, son días de palmas y felicidad en El Palo, de lágrimas negras de orgullo. La saga Basti continúa en Martiricos.

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