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Un mes desde que todo cambió en el Málaga

Hace exactamente un mes desde que José María Muñoz, el administrador judicial del Málaga, desembarcó en La Rosaleda después del auto de la jueza en el que apartó a la familia Al-Thani de la gestión del club. Después de meses de sufrimientos, de dejadez absoluta por parte de sus antiguos gestores, todo cambiaba de raíz. Muñoz, el elegido para la ardua tarea de estudiar y relanzar la vida económica e institucional de la entidad durante seis meses (prorrogables), llegó el 21 de febrero en una comitiva de tres coches que encabezaba la policía judicial. Su primera decisión, más allá de comenzar a recopilar toda la información necesaria, fue expulsar a la persona que había ejercido como director general hasta ese momento y mano derecha de Al-Thani, Richard Shaheen.

Fue, sin duda, la imagen del cambio. Shaheen, aunque Al-Thani haya insistido a través de su defensa que debe controlar los movimientos del administrador, pasó a ser historia del Málaga. Por suerte, todo sea dicho. En su lugar, José María Muñoz mostró desde sus primeras horas en Martiricos su carácter afable, su predisposición al trabajo y su empatía, dotando de tranquilidad a todas las parcelas de la entidad. El aire volvió a ser respirable. Con el apoyo de las instituciones detrás, el administrador pudo iniciar un trabajo que, más allá del episodio con Shaheen, tuvo más movimientos de impacto para la entidad.

"Su primera decisión, más allá de recopilar toda la información necesaria, fue expulsar de La Rosaleda a Richard Shaheen"

En el plano deportivo, dio luz verde a la venta de Antoñín. Desde el punto de vista económico, vital para sortear las curvas hasta el final de curso. Con LaLiga apretando, y el panorama asfixiante que ya comenzaba a entender, José María Muñoz prendió la llama necesaria para que la venta fuera una realidad. "La venta de Antoñín nos libró de tener impagos y permitió tener tesorería hasta final de temporada y no tener el riesgo de un descenso administrativo. Era una obligación", dijo Manolo Gaspar, reafirmado este viernes como director deportivo del club.

José María Muñoz, en el palco de La Rosaleda y en su primer día en las oficinas de Martiricos.

También en aquellos primeros días pidió el administrador judicial que las redes sociales del club dejaran de seguir a los miembros de la familia Al-Thani. Una forma de desapego virtual que habló a las claras de la nueva realidad. Las reuniones se multiplicaron, también con la plantilla o el entrenador, un Sergio Pellicer que fue ratificado por empuje de Manolo Gaspar, principalmente, y por el visto bueno final de José María Muñoz. Mientras tanto, la jueza llamó a declarar de nuevo a los Al-Thani el próximo 15 de abril, pudiendo ser incluso detenidos en caso de que nuevamente no aparezcan.

Los días fueron cayendo y el administrador, pese a que en un principio quiso trabajar en un segundo plano, apareció en el palco de La Rosaleda. Fue ante el Zaragoza y su figura, unida a la del resto de instituciones (Ayuntamiento, Diputación y Junta) no hizo sino reforzar la nueva realidad de un Málaga que, en el plano judicial, sumó un nuevo (e importante) capítulo. Y es que el juez acordó la ejecución de la sentencia favorable a BlueBay en su litigio contra Al-Thani, por que la empresa hotelera pasó a tener el 49% de las acciones del catarí en el Málaga. De momento, BlueBay refrendó su compromiso con la institución, aunque el gran peso pesado en el día a día blanquiazul seguirá siendo José María Muñoz.

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