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Música celestial en La Rosaleda: Queen, villancicos y el himno

Bufandas al cielo en el Málaga-Tenerife.

Fue un viernes atípico en La Rosaleda. Con el centro de la ciudad colapsado y ensimismado con el alumbrado navideño, las luces se transportaron también a Martiricos. Hoy el día y la hora sí hicieron daño en la asistencia de público, porque se combatía contra el ocio de una gran ciudad como Málaga en pleno puente. El club hizo un esfuerzo con alguna promoción, y algunos más de 14.000 fieles se dieron cita en el templo malaguista y fueron recompensados con el triunfo más holgado de la temporada. 2-0 al Tenerife con Sadiku como rey. Un hombre que ha vivido en la guerra no debe tener miedo de nada.

Gradas semivacías durante el Málaga-Tenerife.

Hubo música celestial en La Rosaleda. Los más ‘madrugadores’, entre ellos los periodistas, asistimos a una gran selección musical en esos minutos de calma tensa en los que los jugadores palpan con sus deportivas el césped nada más llegar al estadio. Sonaba ‘Bohemian Rhapsody’, de Queen, consideraba una de las mejores canciones de todos los tiempos y que a La Rosaleda vacía le viene preciosa. Luego, ya con el partido en marcha, se escucharon voces discordantes contra Al-Thani, en concreto dos oleadas: una al descanso y otra justo al señalarse el penalti que dio por fin cierta tranquilidad.

Fue un coro de primer nivel de nuevo el ‘Fondo Sur 1904’, que no dejaba escapar cemento tras de sí y que volvió a poblar hasta el extremo su territorio de fiesta y apoyo inquebrantable al equipo. Con el 2-0 el personal se vino arriba y se pasó a los villancicos. “Pero mira cómo beben los peces en el río”, se entonaba con gracia. Disfrute y tranquilidad para los seguidores, que interaccionaron entre sí y que acabaron coreando el himno a capela en una sinfonía sonora y perfecta: "Málaga, la bombonera...".

Tras los tres pitidos finales de Ais Reig hubo reconocimiento a los jugadores y cánticos de nuevo dirigidos a Víctor Sánchez del Amo, que alzó exultante el puño enfilando ya los vestuarios. Tres puntos de oro ante un rival directo y música celestial para nuestros oídos. ¡Qué bien sabe ganar cuando se sufre tanto en la derrota!

Júbilo en la grada de La Rosaleda.

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