La Rosaleda recupera su aura en un colorido derbi andaluz

Viven gratos momentos deportivos el Málaga y el Cádiz, algo que tiene su influencia directa en el bienestar social de ambos clubes. Es el abecé del fútbol, que se rige en gran parte por los resultados. Se pudo comprobar en La Rosaleda, con buena entrada pese a la fría noche. Hubo un gran ambiente en Martiricos, propio de un derbi andaluz de nivel balompédico alto. Algo rácano sobre el verde para el espectador, que comprobó cómo manejan la táctica Juan Ramón Muñiz y Álvaro Cervera, amigos de la solidez y que le ponen el sello a dos equipos donde prima el cemento a las florituras.

Se preveía una atmósfera acorde a la ocasión desde los albores del choque. Se agotó el papel en tierras gaditanas, con un día y un horario propicios para un desplazamiento en masa. Ya desde la mañana había camisetas amarilla por la ciudad, que luego dieron colorido a una de las esquinas del Fondo Sur. Aunque al principio hubo algún roce, hubo cordialidad entre ambas aficiones que se dedicaron a apoyar a los suyos. Aunque el CSD había declarado el partido de Alto Riesgo, el comportamiento fue cercano a lo modélico.

Trujillo Suárez acaparó cierto protagonismo en momentos puntuales del choque, aunque predominaron los cánticos del 'Fondo Sur 1904', la garganta de La Rosaleda. Te quiero ver ascender retumbaba en un campo que estalló con el gol de Ricca a la hora de partido. Entre olés de un estadio que no tenía la mejor entrada de la temporada, 17.650 espectadores, pero que festejaba como el Málaga de Muñiz recuperaba su carta más preciada. El amuleto que le dibuja el camino a LaLiga Santander, su hogar natural y donde floreció en la última década. Volveremos a Primera terminaron cantando miles de gargantas que contuvieron la respiración en el último cabezazo de Carrillo en el área de Munir. Ahí respiró una Rosaleda que empuja hacia arriba al Málaga.