Es Noticia
Deportivo
0-1
Málaga
Kameni y amén
Insua se lleva las manos a la cabeza.
F. Godoy
Carlos Kameni ha trazado una línea que diferencia a los porteros. Está en el lado de los que ganan puntos, partidos, los que le hacen tan decisivo como un delantero goleador. La gloria de los porteros es silenciosa, distinta. Son el último sostén de los equipos, castigados en exceso si cuestan goles, discutidos a la mínima. Pero el fútbol siempre les pone a tiro noches como esta en Riazor, para que luzcan, para que brillen. Este sábado, el nueve del Málaga ha sido el camerunés.
Ya desde la primera parte no se puede entender sin Kameni. Fue el guardián de un Málaga especialmente desacertado en defensa. Empezó su show con un ¿penalti? a Postiga, que le costó la amarilla. Pero el camerunés hizo una parada primorosa a Cavaleiro. Al poco tiempo, esta vez en jugada, hizo otra. Sujetado el cero en su puerta, el resto le tocaba a sus compañeros.
No pasaba buenos momentos el Málaga, que pese a intentar acercarse a Fabricio (empezó el partido con tres córners casi seguidos y luego llegó alguno más), no había fluidez y sí una cierta anarquía y desorden de ideas. Pero esto es fútbol y Darder cazó un balón en el centro del campo que pilló con el paso cambiado a la defensa del Depor y, sobre todo, a Fabricio. El balear marcó un golazo desde unos 35 metros que el meta canario vio impotente cómo se colaba en su portería.
La ventaja no mejoró al Málaga, que aún sufrió alguna ocasión más del Depor, la más clara de Postiga de cabeza. No obstante, los de Gracia querían morder y Samu -que rebosa confianza- estuvo a punto de aumentar la renta con un disparo con la izquierda que Fabricio salvó de manera prodigiosa a una mano.
El descanso debía venir bien al equipo para tomar aire y pensar hacia dónde debía caminar la segunda mitad para traer los tres puntos a Málaga. Víctor Fernández movió ficha, cambió el sistema retirando a un central por Cuenca.
El Depor quería el empate y casi lo consigue Cavaleiro. Esta vez no fue Kameni, sino el poste el que evitó que la igualada regresase al marcador. Estaba feo el encuentro. El portero del Málaga tuvo que ser atendido por problemas físicos, mientras tanto, Gracia quitó a Samu y puso a Horta para buscar algo distinto (y lo fue, pero no de manera positiva).
Por empuje, el Depor seguía siendo insistente hasta el extremo. Se aproximó al área, pero ahí andaba Kameni para frustar lo que podía haber sido gol de Toché. Salió mal, pero rectificó con su mano derecha para evitar el tanto. Y después otra más. No anduvo fino en un disparo de Wilk, cuyo rechace lo alcanzó Toché. Pero ahí sí estuvo ágil y rápido Kameni para anular al delantero.
El Málaga sólo podía salir a la contra y poco más. En mitad del show de Kameni, hubo una oportunidad clara para Duda. Camacho encontró en el balcón del área al luso, que sacó un tiro mientras caía al mojado césped coruñés. Fuera por poco...
Hasta el final del partido, el equipo de Víctor Fernández fue convencido a por el empate. La sensación era que en tres días que hubiese durado el partido, habrían sido incapaces de marcar. Hasta en el 92 Juan Domínguez mandó un balón franco al segundo anfiteatro.
Hay días en los que el fútbol premia tu sufrimiento. El colectivo, que recompensa al Málaga con un triunfo (24 puntos, ahí es nada). Y el individual, el de Kameni, que aguantó con problemas físicos todo el envite, y también el de Darder, que se marchó lesionado pero que con su golazo ya se había ganado el sueldo.
Ya desde la primera parte no se puede entender sin Kameni. Fue el guardián de un Málaga especialmente desacertado en defensa. Empezó su show con un ¿penalti? a Postiga, que le costó la amarilla. Pero el camerunés hizo una parada primorosa a Cavaleiro. Al poco tiempo, esta vez en jugada, hizo otra. Sujetado el cero en su puerta, el resto le tocaba a sus compañeros.
No pasaba buenos momentos el Málaga, que pese a intentar acercarse a Fabricio (empezó el partido con tres córners casi seguidos y luego llegó alguno más), no había fluidez y sí una cierta anarquía y desorden de ideas. Pero esto es fútbol y Darder cazó un balón en el centro del campo que pilló con el paso cambiado a la defensa del Depor y, sobre todo, a Fabricio. El balear marcó un golazo desde unos 35 metros que el meta canario vio impotente cómo se colaba en su portería.
La ventaja no mejoró al Málaga, que aún sufrió alguna ocasión más del Depor, la más clara de Postiga de cabeza. No obstante, los de Gracia querían morder y Samu -que rebosa confianza- estuvo a punto de aumentar la renta con un disparo con la izquierda que Fabricio salvó de manera prodigiosa a una mano.
El descanso debía venir bien al equipo para tomar aire y pensar hacia dónde debía caminar la segunda mitad para traer los tres puntos a Málaga. Víctor Fernández movió ficha, cambió el sistema retirando a un central por Cuenca.
El Depor quería el empate y casi lo consigue Cavaleiro. Esta vez no fue Kameni, sino el poste el que evitó que la igualada regresase al marcador. Estaba feo el encuentro. El portero del Málaga tuvo que ser atendido por problemas físicos, mientras tanto, Gracia quitó a Samu y puso a Horta para buscar algo distinto (y lo fue, pero no de manera positiva).
Por empuje, el Depor seguía siendo insistente hasta el extremo. Se aproximó al área, pero ahí andaba Kameni para frustar lo que podía haber sido gol de Toché. Salió mal, pero rectificó con su mano derecha para evitar el tanto. Y después otra más. No anduvo fino en un disparo de Wilk, cuyo rechace lo alcanzó Toché. Pero ahí sí estuvo ágil y rápido Kameni para anular al delantero.
El Málaga sólo podía salir a la contra y poco más. En mitad del show de Kameni, hubo una oportunidad clara para Duda. Camacho encontró en el balcón del área al luso, que sacó un tiro mientras caía al mojado césped coruñés. Fuera por poco...
Hasta el final del partido, el equipo de Víctor Fernández fue convencido a por el empate. La sensación era que en tres días que hubiese durado el partido, habrían sido incapaces de marcar. Hasta en el 92 Juan Domínguez mandó un balón franco al segundo anfiteatro.
Hay días en los que el fútbol premia tu sufrimiento. El colectivo, que recompensa al Málaga con un triunfo (24 puntos, ahí es nada). Y el individual, el de Kameni, que aguantó con problemas físicos todo el envite, y también el de Darder, que se marchó lesionado pero que con su golazo ya se había ganado el sueldo.
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