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El Ciutat también empuja desde la distancia para conseguir la salvación

David Calvet

Mientras el Levante UD jugaba la final por la permanencia en el césped de Motilivi, el Ciutat de València vibraba con su equipo a través de una pantalla gigante que reunió a más de 3000 personas.

El encuentro comenzó a las 18:30 de la tarde, pero desde las 17:00, cuando se abrieron las puertas del estadio granota, la afición ya alentaba a un Levante que se jugaba la vida ante el Girona. Una victoria visitante en Montilivi aseguraría la estancia del Levante en Primera División la temporada que viene, y la parte de la afición que acudió en masa al Ciutat lo sabía.

Tan solo se abrió la zona de tribuna del estadio, pero la sensación es que el campo entero animaba a su equipo desde la distancia. Nada más empezar el partido, una tronadora ovación impregnó el Ciutat de València, y ya no se dejó de animar en todo el encuentro.

Sin embargo, el arrollador inicio del Girona, que necesitaba la victoria para salir del descenso, dio paso a los primeros murmullos de la afición granota, que no aprobaba el inicio de su equipo. Sin embargo, en cuanto se calmó la situación, volvieron los aplausos.

La primera parte fue una montaña rusa para la afición concentrada en el Ciutat. Los nervios en las jugadas de ataque del Girona, que fueron constantes, eran contrastadas por los aplausos en las paradas de Aitor Fernández y los ligeros acercamientos del Levante al área del Girona. El 0-0 al descanso fue un alivio para los aficionados granotas, que pudieron relajarse tras una primera parte frenética.

El conjunto levantinista comenzó la segunda parte con otra mentalidad, de manera agresiva y acercándose al área del Girona con mucha más facilidad. La afición congregada en el Ciutat lo notaba y se contagiaba del buen momento de su equipo, pero el gol de Stuani en el minuto 60 enfrió el ambiente, ya que truncaba las esperanzas del Levante de sellar la permanencia en la penúltima jornada.

Sin embargo, y tan solo dos minutos después, Morales anotaba de cabeza el tanto del empate que desataba la euforia de la afición del Ciutat, dando pie a unos minutos de ovación y con los aficionados volcados con su equipo.

Tras esto, llegó la jugada polémica del partido. Del Cerro Grande concedió penalti a favor del Girona tras considerar que Coke derriba a Pons cuando está a punto de rematar a placer, expulsando al lateral del Levante. El silencio se apoderó del Ciutat. Sin embargo, el colegiado acudió al VAR, rectificó la acción y anuló la tarjeta. Tras estos minutos de tensión, el Ciutat se volvió una caldera, animando al equipo en cada acometida del Girona cuando restaban tan solo 10 minutos de encuentro.

El gol de Bardhi, que ponía el 1-2 en el marcador y sellaba matemáticamente la permanencia del Levante en Primera División, convirtió el Ciutat en la fiesta del levantinismo. Todavía restando 4 minutos, más 6 de añadido, los aficionados corearon todos los cánticos de su equipo, celebrando cada defensa exitosa ante la acometida necesaria del Girona para no descender a la categoría de plata.

El Ciutat de València estalló tras el pitido final que permite al Levante continuar en la máxima categoría del fútbol español la temporada que viene. Los aficionados que acudieron al estadio levantinista alentaron a su equipo durante los agónicos 90 minutos que acabaron con final feliz. Un final de primera.

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