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Tanto trabajo, tan poco premio

Periodista especializado en Sevilla FC y Betis.

Tanto trabajar, para quedarte sin sueldo. Tanto nadar, para quedarte en la orilla. Todo vale con un Álvaro Morata que se marchó de La Cartuja con la sensación de haber trabajado como nadie y haber recogido como ninguno.

Era el punto de mira. Luis Enrique ha insistido, una y otra vez, en que su delantero es Álvaro Morata. No sólo lo hace en cada una de sus comparecencias públicas, sino en sus alineaciones, en sus decisiones en cada partido de importancia.

Este lunes la historia no fue distinta. El delantero del Atlético de Madrid, cedido en la Juventus, era el '9' de España y su partido rozaba el notable: trabajo, presión, recuperación y un número incontable de desmarques ante la defensa sueca. Y todo, para nada.

Álvaro Morata, presionando durante el España-Suecia (Foto: Kiko Hurtado).

Cuando el reloj marcaba -casi- el descanso, Álvaro Morata se encontró con una clarísima ocasión: la defensa falló, entró en el área y sólo el portero le evitaba el gol. Y la mandó fuera.

Como si todos los fantasmas que le persiguen con España se apareciesen en ese momento, Morata quiso ajustar tanto su disparo que el balón se marchó fuera.

El resultado, juez y castigo

Probablemente, tras el partido, nadie recordará su trabajo, sino que señalarán, con el empate, que Álvaro Morata tuvo la ocasión más clara y que la desperdició.

Otros también fallaron, otros también se quedaron por el camino, pero todos recordarán la del delantero ex del Chelsea.

Tanto trabajo, para nada. Tanto nadar, para quedarte en la orilla. Tanto curro para quedarte sin el salario semanal. Así ha sido la noche de Álvaro Morata en La Cartuja.

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