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Es Noticia

Con Grobbelaar en el recuerdo

Nacho Pérez

Tras su increíble pase a semifinales eliminando al Barcelona en el Olímpico, la Roma se encuentra en semifinales con el Liverpool en un cruce en el que los británicos gozan en principio con el cartel de favoritos por tener mayor experiencia europea y por el resultado conseguido en Anfield en la ida que pone contra las cuerdas a los transalpinos. ¿Sabías que este duelo ya goza de un precedente histórico en el Olímpico de Roma que marcó el devenir de ambos clubes hasta el momento? 

Y es que en 1984, la Roma dirigida por la leyenda sueca Nils Liedholm, con amplia y exitosa trayectoria en el fútbol italiano, alcanzaba la final de la Copa de Europa, un hito sin precedentes en la historia del conjunto giallorosso. Y el rival del cuadro transalpino no sería otro que el Liverpool que por aquel entonces era uno de los equipos dominantes del panorama europeo con tres Copas de Europa hasta el momento en el que se disputó la final. 
La ilusión se apoderó de los romanos que además verían a su equipo, capitaneado por Di Bartolomei y flanqueado por Toninho Cerezo, Falcao, Pruzzo o Bruno Conti, batirse el cobre con un Liverpool que tenía como estrellas a Kenny Dalglish, Graeme Souness, Sam Lee, Ian Rush o Michael Robinson además como local puesto que la finalísima se celebró en el Olímpico de la capital italiana. 
La final sin embargo tendría un protagonista no incluido entre los anteriormente citados. Se trata del entonces guardameta del cuadro británico: Bruce Grobbelaar. Tras el 1-1 con el que finalizó el tiempo reglamentario y la prórroga, con unos movimientos bajo palos que no dejaron indiferente a nadie (dio saltos tocando el larguero en el primero y mordió las redes en el segundo), el meta africano logró despistar a Graziani en el penalti decisivo haciendo ver al lanzador que le flaqueaban las piernas. Sin lugar a dudas, Grobbelaar con estos gestos que le dieron al Liverpool la cuarta Copa de Europa, pasó a la historia de la competición y también a la lista negra de la afición romana por una danza de la que el africano aún se siente orgulloso. El próximo miércoles en el Olímpico si se da el caso de que un jugador giallorosso acuda a lanzar un penalti, seguro que la sombra de 'Spaghetti legs' planea sobre el coliseo romano. 
Es tal crudo el recuerdo que tienen de aquella lotería de los penaltis, que Grobbelaar recientemente confesó en una entrevista a un medio italiano que la Roma no le dejó en una visita turística a la ciudad, visitar junto a su mujer el estadio en el que se coronó como campeón de Europa. 
 
 
 
 

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