Apeh nunca dejó de creer
Lo que el fútbol te arrebata, más tarde o más temprano siempre te lo devuelve en forma de satisfacción. Algo así ha vivido Emmanuel Apeh esta temporada. El delantero del Celta pasó de no poder jugar debido a un problema de corazón a terminar el curso anotando el gol de la salvación para el filial celeste en una tarde que nunca olvidará.
El pasado verano, Emmanuel Apeh aterrizaba en Vigo procedente del descendido Lorca como una apuesta de futuro para el ataque del Celta. Llegaba para comenzar a forjarse en el filial de Segunda B, pero la mala suerte se cebó muy pronto con el nigeriano. Un proceso vírico le afectó al corazón y eso le mantuvo alejado de los terrenos de juego durante un tiempo, incluso con el miedo de no saber si podría volver a los terrenos de juego.
De entrenar en solitario sin conocer el alcance exacto de lo que sufría, pasó a no poder jugar. Sin embargo, la fe mueve montañas y las ganas de jugar de Apeh pudieron. En diciembre, Emmanuel recibía la feliz noticia de que podía volver a jugar con normalidad. Comenzó a trabajar poco a poco hasta recuperar el tono físico de sus compañeros.
Al poco tiempo, ya estaba ayudando a su equipo desde el verde e incluso tuvo la oportunidad de debutar en un par de encuentros con el primer equipo. Pero el fútbol le tenía guardado una alegría inmensa para cerrar un año que comenzó como un calvario.
Se produjo este pasado fin de semana, en el partido de vuelta del play out a Tercera división. El Celta B se jugaba el todo por el todo ante el Alcoyano. Continuar en Segunda B o descender al barro de la Tercera división en 90 minutos.
El fútbol le tenía guardado un premio al nigeriano, que fue el autor del tanto de la salvación en Alcoy en el tiempo de descuento. Un gol que permite al Celta B continuar en la categoría de bronce y brinda un regalo norme a Apeh. Un premio y una alegría que nunca olvidará tras lo sufrido.