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Porteros que ganan partidos... y eliminatorias

Oblak despeja un balón ante el Sporting.
Juan Ignacio Lechuga

Le llegan dos veces y hace para las dos. En un mano a mano o en un disparo desde la frontal. En su habitual tranquilidad aérea, en sus blocajes, en sus paradas sin parpadear. Si Jan Oblak no es el mejor portero del mundo, está cerca de serlo.

El meta del Atlético de Madrid volvió a cuajar una actuación no excepcional, sino determinante. En la primera mitad, cuando campeaba el 1-0 en el marcador del Wanda Metropolitano, evitó el empate con una mano providencial al disparo de Gelson Martins, que se había quedado solo delante del esloveno.
Mano izquierda abajo y a otra cosa, como si no hubiera pasada. No tuvo muchos sobresaltos más el esloveno, que siempre parece pasar inadvertido pero siempre acaba siendo determinante. El partido se encaminaba ya al 2-0 en el tramo final y el Sporting no parecía hacer demasiado daño en ataque.
Pero tuvo una. Y apareció Jan. Bryan Ruiz sacó un derechazo fortísimo desde la frontal, raso, al que Oblak reaccionó de maravilla en el 92'. Dejó el balón muerto en el área, pero Montero no atinó luego en el rechace. Dos llegadas claras, y dos paradas.
Imaginen pasar del 1-0 al 1-1 en la primera mitad. O acabar el partido con un 2-1 que lo dejaría todo mucho más abierto para el duelo de ida. Ahí, en esos momentos claves, en situaciones determinantes, es cuando un jugador demuestra su valor. Y si Jan no es el mejor en lo suyo, está en ello.
 

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